Los puentes están hechos para unir dos superficies que la geografía separa. Son estructuras que sirven para atravesar quebradas, arroyos y ríos; para que las personas, provistas a veces de sus más diversos equipajes, puedan transitar de un lugar a otro. Poco a poco, los puentes sustituyeron a las balsas y a los botes y hoy, cuando la distancia y el financiamiento lo permiten, son edificados para reemplazar a los ferrys y barcazas.
La tecnología ha hecho posible que existan puentes sobre el mar. El famoso Golden Gate es un ejemplo, pero hay varios otros, mucho más largos e importantes, sobre todo en China. Al sur de Dalmacia, el puente de Pelješac, de 2.404 metros de longitud, fue edificado hace un par de años para resolver un problema histórico: la separación de la zona sur de Croacia del resto del país. Hoy ya no es necesario pasar por Bosnia y Herzegovina para visitar la muralla de Ston, o para llegar o salir de Dubrovnik. El puente, en cuestión, fue pensado como una conexión de orden estratégico, dándole a Croacia aquella continuidad territorial que la dominación turca de antaño le negara y que los acuerdos de Dayton patentaran en 1995.
Más cerca de nosotros, el futuro puente que atravesará el canal de Chacao, de 2,7 km de largo, permitirá desenclavar la isla grande de Chiloé, conectándola con el resto del continente. Cuando esto suceda, se abrirá una página nueva en la historia de esa mítica región insular; de eso no caben dudas.
Desde un ámbito menos técnico, esta vez estamos convencidos de que nuestros padres o abuelos hubieran deseado la existencia de un puente gigantesco para atravesar océanos y mares con el fin de acercarlos a Croacia. Pero los más de doce mil kilómetros que nos separan son y continuarán siendo disuasivos. Y ellos lo sabían de sobra; sus deseos eran como una quimera de inalcanzables anhelos, producto de la lejanía y la ausencia. Nos asiste, sin embargo, la convicción de que, en sus noches de nostalgia, imaginaron en sus mentes muchos puentes y caminos para unir sus vidas con la de sus seres queridos y con la tierra soleada que alguna vez dejaron. La nostalgia los llevaba a edificar esos puentes en recónditos rincones de su imaginación y en la escritura de una historia repleta de anécdotas, reales o inventadas, equipaje imaginario de todo destierro. Como espejismo, los divisaban en lontananza de los cielos rojizos de los atardeceres americanos, en la luna creciente reflejada en el mar, y hasta en los mitos creados con hechos y cosas que nunca existieron, pero que ocuparon un lugar en el inconsciente colectivo y fueron transmitidos a nosotros, sus herederos, como verdades fehacientes de tangibles realidades.
Desde entonces, sus numerosos descendientes también han buscado, a su manera, edificar puentes sobre el mar. Caminos anchos que permitan el transitar a los espíritus para unir a Chile con Croacia. Uno de ellos ha sido la literatura. Quienes observen este hermoso puente, verán que se trata de un vector del encuentro entre actores que persiguen un verdadero acercamiento fraternal y humano. Estos puentes literarios están hechos con pilares tan sólidos como el acero, para que puedan transitan con toda libertad, la historia, la cultura, los valores humanistas compartidos, la belleza y el encanto, la añoranza…
Recogiendo estos sueños ancestrales, dentro de unos días, inauguraremos un puente; una obra de gran magnitud, gestada por socios y amigos del CPEAC. Se trata de una antología de poemas, cuentos y relatos. Veinte escritores chilenos de origen croata han aportado su talentosa pluma para escribir este nexo espiritual que permite el acercamiento entre los dos pueblos. A esa creación la hemos titulado “Puentes sobre el mar”. Una faena colectiva, donde ya está puesta la cinta tricolor que pronto cortaremos y que nos transformará en los gestores de una obra en la que todos convergen, impregnados con orgullo de sus raíces croatas.
Les invitamos a transitar por este nuevo puente literario hecho por los hijos y nietos de aquellos constructores imaginarios, a quienes rendimos homenaje, concretando a lo mejor de esta forma sus hermosos y nobles anhelos.