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Poemas de la obra «Pioneros y emigrantes yugoslavos en Chile»

Poemas de la obra «Pioneros y emigrantes yugoslavos en Chile»


Nací en un punto- breve punto, acaso
donde el cielo es azul y el mar sereno
un recodo feliz, verde y ameno
con brisa toda suavidad de raso.

Nací en el Adriático - un pedazo
de paraíso - y me acunó el murmullo
de la espuma al romper; crecí a su arrullo
y me embriagué de sol en su regazo.

Pero partí, como partieron antes
muchos otros oscuros emigrantes
sin meta fija, lejos y al azar
Y mi tienda planté bajo otro cielo
, otro mar me durmió y en otro suelo
nueva patria encontré y nuevo hogar

Cuando, a ratos, recuerdo aquella aurora
en que partí, dejando cuanto mío
tenía, no sé, pero siento frío
y el labio tiembla en tanto el alma llora.

¿Volveré algún día? ¿No es vano empeño?
¿Habrá claro de sol? ¿Noche de luna?
La vida rueda, cambia la fortuna
y la ambición más bella es sólo un sueño.

Nacer, vivir, luchar
hasta el momento final,
teniendo fijo el pensamiento
en algo que es quimera y no vendrá.
En seguida, abrazarse al caro suelo
que paz le diera y fraternal consuelo
y partir para siempre…y no pensar.

Tierra de promisión de luz, radiante
Yugoslavia viril, buquet de flores.
Cuna y gloria de todos mis mayores
y más querida cuanto más distante

Con qué placer el corazón se afana
en recordar tus valles
y aquel verde de tus viñas y olivos
que se pierde entre la bruma gris de la mañana.

Y reviven paisajes sepultados
para siempre en el tiempo y ya olvidados
Noches de plenilunio, días de sol
Y ante tanto tesoro y dicha tanta
qué de nudos que oprimen la garganta
y cómo aprieta y ahoga la emoción.

Partieron algún día, uno cualquiera
Atrás, la isla, allá en lo alto, el cielo.
Mil alas en redor en grácil vuelo
Y en el aire, rumor de primavera

Qué lejos el hogar que ayer los viera
reír alegres bajo el terciopelo
del dombo azul y sobre el patrio suelo
junto al bosque, al arroyo o en la ribera.

Partieron con el alma ilusionada.
Otro sol, otro cielo, otra alborada
los esperaban lejos. ¿Dónde? ¿Cuándo?
Y de pie ante la borda del navío
qué dolor implacable, qué vacío.

Y sin querer llorar iban llorando.
Su ruta América, solar de grandes.
En un recodo Chile, abierta mano
extendida a través del oceáno
y sujeta al macizo de los Andes

Y allí del mar frente al ambiente puro
levantaron sus tiendas, de tal modo
que junto a los chilenos, codo a codo
buscaron la conquista del futuro.

Y hoy tras ardua labor, de esos pioneros
queda sólo el recuerdo en los senderos
del Norte o allá en el frío Magallanes.
Pero los hijos de esos troncos viejos
siguen luchando por las pampas
lejos, en pos del porvenir, como titanes.

Hermanos del Adriático, en un hueco
de esta tierra nortina y a los rumores
de este mar apacible, mis mayores
en paz reposan, sólo el plácido eco
de la brisa los turba. Y a su vera
también los vuestros en quietud descansan.
Pasaron por la ruta. Otros avanzan.
Mañana caerán los que Dios quiera

Más la ley es así la vida es corta
Construir, hacer el bien es lo que importa
Sembremos mientras tanto, hay que sembrar
E imitando a esos bravos pioneros
cubramos de rosales los senderos
de este Chile que amamos de verdad.

Patria mía, solar de mis mayores
en un recodo de la mar, perdida
eres trozo de Tierra Prometida
rodeado de viñedos y de flores

. En tus campos, cubiertos de verdores
perfuma el azafrán y el aire brilla
el oro de la rubia manzanilla
que esplende con magníficos fulgores.

Nada, nada hay de ti que no recuerde.
Y al evocarte, el corazón se pierde
por los limpios senderos de mi infancia.
Y sin quererlo, a veces, de repente
retrogrado en el tiempo, reverente
y me embriago en su luz y su fragancia
.

Luciérnagas del mar, entre la bruma
- a manera de “Morse”- fría y vaga
su opalescente luz arde y se apaga
para expirar después sobre la espuma.

Pero apenas entreabre sus pupilas
la aurora gris, por todos los canales
sopla y extingue los mil y un fanales
con sus gamas de rojos y de lilas.

Y luego, cuando el sol rompe las gasas
de la bruma costeña, qué de casas
sacuden su desgano, perezosas.
En tanto allá a lo lejos, las aldeas
con sus blancas y alegres chimeneas
fingen buquet de perfumadas rosas.

Engastada en el mar como un brillante
Brač, mi terruño, que al Edén imita
parece que soñara en la infinita
paz del atardecer. El sol distante

La besa con amor, después se aleja
y se hunde lentamente en el vacío.
Rompe el primer lucero y, a poco, un rio
de luz en el cielo sobre el mar refleja.

Y al caer la noche, en los canales
de las islas en torno, mil fanales
se asoman a mirar por las ventanas
Para luego, perderse entre la bruma
cabalgando en corceles de alba espuma
y morir en la cúspide lejana.

Solar de mi niñez en tu ribera
que emerge de entre velos de alta bruma
el viento es música, un rosal la espuma
y el paisaje encantado, una quimera.

El mar te arrulla. Y el sol que reverbera
del agua en el espejo transparente
finge roja guirnalda allá en tu frente
bajo un cielo en eterna primavera.

Muy pocas como tú, cordial, sencilla
un edén cada codo de tu orilla
cada roca, una auténtica esmeralda.
Y abierta al sol y al viento, tu campiña
luce el verde encendido de la viña
sobre regios tapices oro y gualda.