Durante el mes de abril, tuvimos la oportunidad de recibir al destacado grupo de canto Faroski Kantaduri, proveniente de la isla de Hvar. La impresión que nos dejó, probablemente, debe ser unánimemente compartida: fue un honor y un privilegio haberlos escuchado. Dieciséis voces masculinas que, desde 1965, se han expresado a través del canto litúrgico tradicional en importantes escenarios; dieciséis gargantas generosas que se funden para regalarnos el arte y la vida a través de armonías que nos conducen al recogimiento y la espiritualidad. En verdad, pocos eventos artísticos han logrado colmar de esta manera a quienes asistieron a algunas de sus presentaciones.
Con la solidez del roble de profundas raíces, este maravilloso grupo lleva sesenta años cantado. Qué mejor y más apropiado ejemplo para nosotros, “profesionales y empresarios de ascendencia croata”, al conmemorar igualmente nuestros sesenta años. Porque, aunque no con el mismo talento, también nosotros tratamos de entonar una partitura que hemos heredado y que nos damos por misión renovar regularmente, para que se mantenga vigente en el tiempo. Lo nuestro, sin ser música, pretende también ser armónico. Más que el talento, nos convoca el empeño y el esfuerzo, pero estamos seguros de que los objetivos convergen y que estos se complementan hasta entrelazarse con los de todas las organizaciones de la comunidad.
En estos tiempos de turbulencias, es bueno corroborar los principios y valores que dan sentido a nuestro Círculo: la paz y el entendimiento por sobre la guerra o su amenaza; el respeto del derecho internacional y la democracia; la defensa de los derechos humanos y del diálogo como método de acción; la protección de la libertad de consciencia como eje del desarrollo humano, con el respeto de todas las creencias y la prescindencia de posiciones políticas o religiosas.
Queremos hacer de estas seis décadas una oportunidad para reflexionar acerca de lo que somos y hacemos. Primeramente, reafirmar la vigencia de nuestros objetivos y los métodos para alcanzarlos.
Seguidamente, trabajar en la renovación de nuestra comunicación, poniendo énfasis en las nuevas generaciones y abriendo las actividades a la participación de otras instituciones hermanas. Esta vía permitirá dar mejor visibilidad y eficiencia a las acciones.
Finalmente, activar la búsqueda de nuevos socios y amigos capaces de mantener y desarrollar estas y muchas nuevas tareas que se vienen.
Frente a tales desafíos, nos ha reconfortado saber que, durante el último Consejo de ministros del 23 de abril realizado en la biblioteca nacional de Zagreb (con ocasión del Día Mundial del Libro), el primer ministro Andrej Plenković conmemoró el 80 aniversario de la fuga de los prisioneros del campo de concentración de Jasenovac. “El Gobierno condena los terribles crímenes cometidos en el campo de concentración de Jasenovac y otros campos durante la Segunda Guerra Mundial por el régimen Ustaša”—precisó el primer ministro—, refiriéndose también a la necesidad de que los jóvenes aprendan en las aulas toda la verdad acerca de estos crímenes. Acto seguido, los ministros depositaron una ofrenda floral en el cementerio romaní de Uštica para rendir homenaje a las víctimas.
El hecho es digno de destacar en tiempos en que surgen corrientes de negacionismo en algunos sectores de Croacia y de nuestra diáspora. Esta conmemoración implica la condena irrestricta, por parte de las autoridades, de los crímenes cometidos por el régimen Ustacha que imperó en parte del territorio croata (1941-44) y del que fueron víctimas decenas de miles de croatas, serbios, musulmanes, judíos, gitanos…
Condenarlos, es reafirmar los valores que inspiran nuestra acción y que seguiremos impulsando en favor del acercamiento entre las dos naciones. Es, además, legitimar nuestro propio compromiso con Croacia, su historia y su futuro.
Queremos que las actividades venideras lleven la impronta de estos 60 años recorridos y que estén ancladas en esos principios de civilización compartidos por los dos países.
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