Convocatoria a «Croacia celebra el arte»

Estimados socios, amigos e instituciones interesadas:

Desde la Cámara Argentino-Croata de Industria y Comercio (CACIC) nos complace lanzar una convocatoria especial dirigida a artistas y coleccionistas de origen croata que deseen formar parte de una muestra única que celebra nuestra identidad, creatividad y cultura. Croacia celebra el arte.
Esta exposición se realizará en la segunda quincena de agosto en el Hogar Croata (DOM), Lugones 4936, y estará a cargo de la curadora Stefy Jaugust.
Para participar, los interesados deberán enviar su propuesta  antes del 20 de julio al correo: artecacic@gmail.com.
Agradecemos profundamente la difusión de esta convocatoria entre su comunidad, colegas y redes afines para que más artistas con raíces croatas puedan sumarse a esta celebración del arte y la hrencia compartida.  
Cordialmente,
Cámara Argentino-Croata de Industria y Comercio (CACIC)

Ingreso de imágenes y videos en código

Asistencia técnica en el Liceo República de Croacia de Cerro Navia

Dos importantes actividades tuvieron lugar el 23-5-2025 en el Liceo República de Croacia de Cerro Navia en los que el CPEAC manifestó su presencia y entregó su aporte.

Como segunda conferencia sobre este tema que realiza en el año, el periodista Mario Bravo Varillas, miembro activo de nuestra organización, dictó una charla a los alumnos de 4 medio sobre orientación profesional. En ella destacó la importancia de los valores y cualidades que, más allá de los conocimientos adquiridos, encausan una carrera profesional: responsabilidad, esfuerzo, perseverancia, empatía, motivación.

Por otra parte, el mismo periodista asesoró al grupo de alumnos que prepara un concurso nacional de debate que, en esta ocasión el tema será “La protección del medio ambiente”. La actividad realizada se concentró en el trabajo de preparación de un video sobre la temática en cuestión.

Directivos del CPEAC y conferencista se reunieron también con la dirección del establecimiento para programar otras actividades.

Conversatorio sobre «Deportes tras bambalinas» realizado en el Estadio Croata

Dos destacadas figuras del deporte chileno dialogaron el 29-4-2025 durante un evento organizado por el CPEAC con la colaboración del Estadio Croata.

Alejandro Peric Carković, cardiólogo y destacado dirigente del tenis y del golf chileno, junto a Marcelo Muñoz Pivcević, periodista y panelista del canal TNT Sport, se refirieron a diversos aspectos de la realidad que viven los deportes en Chile. El panel fue conducido por nuestro socio y periodista, Mario Bravo Varillas.

Lo que estaba programado principalmente como un anecdotario de sucesos que ocurren “tras bambalinas” y que son poco conocidos por quienes no están insertos en la actividad deportiva, terminó siendo también una reflexión sobre la actualidad social y deportiva que vive nuestro país. Factores de éxito y fracaso, esfuerzo y mentalidad deportiva, el rol de los negocios y el dinero, la educación integral, la violencia, fueron los principales elementos que alimentaron los intercambios entre participantes que, con sus observaciones, contribuyeron a enriquecer lo expuesto por los dos especialistas.

Un debate de fondo que mantuvo permanentemente la atención de los asistentes por casi dos horas. Las numerosas anécdotas expuestas por los panelistas contribuyeron a amenizar aún más este intercambio que resultó ser todo un éxito.

Sus tradiciones más destacadas

Croacia se caracteriza por poseer tradiciones muy marcadas y variadas, las cuales son el resultado de la influencia del imperio romano y de otras civilizaciones que pasaron por el país con el correr de los años, como la eslovena, la húngara y la turca.

Con un estilo de vida basado en tradiciones que poseen más de dos mil años de antigüedad, les presentamos acá las que consideramos las más destacadas:

El Año Nuevo en Croacia simboliza el nuevo comienzo, una nueva vida.

En algunas zonas existen tradiciones específicas en torno a este día. Por ejemplo, en las islas de Vis y Korčula, los niños van por las casas cantando villancicos para desear un buen comienzo de año. A cambio recibirán algo de dinero o dulces.

Además, con la llegada del nuevo año, la tradición mandaba lavarse la cara en una palangana que contendría una manzana en su interior y una moneda dentro de ella, con el fin de atraer el dinero y la salud.

La Fiesta de San Blas es la fiesta patronal de Dubrovnik en la que los habitantes de la ciudad celebran a Sveti Vlaho (San Blas), quien los salvó de ser invadidos por los venecianos en el año 971.

El 3 de febrero, fecha oficial de la fiesta, los portaestandartes de las parroquias, engalanados con vestidos folclóricos, afluyen a la ciudad y se dirigen a la plaza central para participar en el momento culminante de las festividades, una multitudinaria procesión en la que participan obispos, embajadores, autoridades civiles, personalidades invitadas y toda la población de Dubrovnik.

La celebración del ritual, que se remonta como mínimo al año 1190, ha reforzado la identificación de los vecinos de Dubrovnik con su patrono, San Blas. Con el correr del tiempo la fiesta ha ido evolucionando, al igual que la ciudad y el mundo. Cada generación, en función de sus propias ideas y necesidades, introduce leves modificaciones en las festividades para hacerlas verdaderamente suyas.

El día de San Blas, Dubrovnik no sólo congrega a sus habitantes, sino también a todos los que veneran la tradición y respetan el derecho de toda persona a la libertad y la paz.

El Carnaval de Rijeka o “Riječki karneval”, es un evento pre-cuaresma que tiene lugar en la ciudad portuaria croata de Rijeka.

Constituye una brillante combinación de color, tradición, música a todo volumen, confeti, exuberancia, disfraces, bailes, gente alegre, risas, fiestas, desfiles, deliciosa comida y mucha diversión.

Se dice que el Carnaval de Rijeka es uno de los diez mejores eventos en Europa y, según el “Sunday Times”, uno de los 24 eventos más exóticos del mundo.

Tiene una larga historia, estando lleno de tradiciones antiguas que ahuyentan a los espíritus malignos de la ciudad, remontándose más allá de la Edad Media, a las tribus paganas.

Incluye a unos 10,000 participantes enmascarados y un Desfile Infantil de 5,000 niños siendo el evento más esperado del año y los locales trabajan duro durante todo el año, preparando y creando disfraces y carrozas de carnaval.

PISANICA

Es una milenaria tradición croata que comienza siete días antes de la celebración de Semana Santa, es decir, el Domingo de Ramos.

Especialmente se destacan los últimos tres días, cuando no se puede trabajar la tierra porque ésta recibirá al santísimo cuerpo de Cristo. Éstos se dedican a pintar huevos (pisanica) que es la costumbre de Pascua más llamativa, (pisanice: pisano significa escritura, adorno), con motivos especiales.

El huevo esconde en si la fuerza de la vida, la fuerza del despertar después del letargo invernal y simboliza la posibilidad de la renovación de la vida, el resucitar. Este pensamiento nace al descubrir los restos de huevos por arqueólogos en las antiguas tumbas.

Por ello es comprensible el por qué de esta costumbre en el tiempo de Pascua. Los huevos se pintan con colores brillantes y se ofrecen como regalos, a las personas queridas, especialmente a los niños pequeños.

Antes de decorar el huevo se tiñe con tintes naturales. Hacerlos hervir con remolacha (tinte rosado), con espinacas, (tinte verde), con hojas de violeta, (tinte violeta), y así con otras hortalizas que den colores.

En la región de Međimurje, el hollín se combinaría muchas veces con el roble para hacer un color marrón oscuro. Los huevos se utilizan para decorar la mesa de Pascua y luego, se hacen regalos a sus seres queridos.

Este es un regalo muy bello y precioso para los niños, amigos y vecinos.

POGAČA, PAN ESPECIAL PARA EL DOMINGO DE GLORIA

Este se prepara dos días antes de la Pascua de Resurrección, se lleva a una iglesia para ser bendecido y se sirve el Domingo de Gloria, a la hora del desayuno.

Una de las fiestas más importantes de Croacia es la Procesión de Za Krizen, evento de carácter religioso, que se celebra en la misa de Jueves Santo en la isla croata de Hvar.

En ella, participan un total de seis pueblos: Vrbanja, Vrbovsko, Jelsa, Pitve, Vrisnik y Svirče, y solo algunos habitantes seleccionados de cada uno de ellos. Cada grupo irá pasando por los cinco pueblos restantes, haciendo un recorrido total de unos 25 kilómetros.

La procesión irá encabezada por una cruz que portará un vecino elegido (honor que provoca listas de espera de varios años). La persona portadora de la cruz, realizará el recorrido de la procesión descalzo e irá acompañado del resto de la comitiva que portará candelabros y velas, mientras realizan el canto «Lamento de la Virgen María«.

La cruz estará tapada con una tela de encaje negro, en señal de duelo por la muerte de Jesucristo, y la persona portadora no podrá dejarla en ningún sitio hasta llegar al altar de las iglesias de los pueblos visitados.

Los últimos 100 metros del itinerario, deben realizarse corriendo para poder recibir la bendición del párroco del pueblo.

Esta celebración tiene lugar el 23 de abril y donde se realiza con mayor devoción es en Zagreb en la que los pastores se afanan en decorar el ganado y sus casas con flores primaverales, para así ahuyentar a las brujas y los demonios.

Los más jóvenes celebran, el Jurjevski ophod, que consiste en cubrirse con ramas verdes y visitar casa por casa cantando canciones. De este modo celebran la llegada de la primavera.

Otro rito que acompaña a esta festividad es la de levantar hogueras, Jurjevski Krijesovi, lo que adquiere un significado de purificación, realizándose adivinanzas, magia y cantos en su entorno.

Moreška es un baile de espadas tradicional que tiene cientos de años y que actualmente se baila en la ciudad de Korčula.

Se dice que se originó en España, donde la danza estaba ligada al conflicto entre moros y cristianos, en Dalmacia, se aplicó a sus luchas contra el Imperio Otomano.

Moreška se representa durante 25-30 minutos con trajes tradicionales y grupos de personas vestidas de rojo y negro que forman parte de los equipos del Rey Rojo y del Rey Negro.

La base de todo el baile es la trama de un conflicto entre el Rey Rojo y el Rey Negro por una princesa velada. La princesa abre el espectáculo declarando su amor por el Rey Rojo pero el Rey Negro se la roba y comienza una lucha para recuperar a su amada.

Moviéndose en círculos los bailarines chocan sus espadas rítmicamente hasta que el Rey Rojo gana y los amantes se reúnen. Los artistas intérpretes o ejecutantes son locales y los papeles han sido transmitidos a través de sus familias y se considera un gran honor ser parte del baile.

El Sinjska Alka es una competición ecuestre que se celebra cada primer domingo del mes de agosto en Sinj, pequeña ciudad cercana a Split, desde 1715 y que conmemora la victoria de un ejército campesino sobre los turcos en ese año, a pesar de la relación 3 a 1 en que los turcos superaban en número a los guerreros Sinj.

El evento consiste en que cada jinete participante, (Alker), a todo galope, intenta acertar con su lanza a un anillo colgante de metal (Alka). Dependiendo de qué parte del anillo es acertada es la puntación que recibe.

El que logra el mayor puntaje, en las tres rondas de que consta la competencia por concursante, es el ganador y, según la tradición, recibe un anillo de oro con el escudo croata grabado y una espada.

El segundo un anillo de plata. Al término de la competición, la banda toca una marcha triunfal y se disparan salvas para todos los que hayan logrado los máximos aciertos. Antes del concurso, hay una procesión ceremonial a través de las calles. Los concursantes marchan a través de Sinj acompañados de sus maceros y escuderos vestidos con trajes del siglo 18, decorados con fajín y plata, los mismos usados por los guerreros en el siglo 18.

Durante el torneo tienen también lugar celebraciones religiosas y otras actividades relacionadas. Toda la ciudad se vuelca en la preparación de esta festividad.

Sólo los hombres nacidos en Sinj y pueblos de los alrededores (zona llamada Sinjska Krajina), pueden participar en el Alka y se considera un gran privilegio concursar en el torneo.

El Alkar Vojvoda (Duke de Alka), es un título ceremonial que representa el comandante siendo un gran honor lograrlo.

Tradicionalmente, los jefes de Estado han asistido al torneo y hoy en día lo hace el Presidente de Croacia.

En Croacia, previo a la Navidad, principalmente en Zagreb, se acostumbra sembrar semillas de trigo el día de Santa Lucía, 13 de diciembre, para que en la noche buena se pueda armar un adorno vivo de hojas de trigo y velas que simboliza la nueva vida, el nuevo ciclo tras el nacimiento de Jesús.

Esta tradición es muy simple y entretenida de hacer en familia.

En un recipiente bajo, poco profundo se plantan semillas de trigo y se riegan 3 veces por semana hasta la semana de navidad.

Para esa fecha las hojas tendrán un alto aproximado de 10 centímetros.

En ese momento se envuelven las hojas con una cinta tricolor, rojo, blanco y azul, como la bandera croata, y se pone al centro una vela, la cual se enciende durante la cena de noche buena.

En Croacia existe una gran variedad de usos y costumbres para acompañar la celebración de la navidad.

De todas las fiestas del año, es considerada por los croatas católicos como la más grande e importante.

Junto con rendir homenaje al Dios único y a su Hijo que nace en Belén, rinden también homenaje de recuerdo a sus ancestros, a sus muertos y ruegan por sus almas.

Como sus antepasados, suplican al “sol naciente” el 25 de diciembre, de traerles en el nuevo año, la vida, la salud y la prosperidad, a ellos como a sus animales del campo.

Costumbre más generalizada y actual: el árbol y las manzanas de navidad

La tarde del 24 de diciembre, en una atmósfera de fiesta, el padre y los niños decoran el árbol tradicional, un pino, con chocolates, bombones, galletitas y manzanas. En el comedor, decorada para la ocasión, la mesa está puesta con bellos cubiertos.

Antiguamente, se colocaba paja seca en la mesa y los chicos dormían vestidos sobre ella, como en un pesebre, hasta el momento de partir a la misa de medianoche. En un rincón o sobre la ventana se puede ver el plato con el cual crecieron los trigos sembrados para Santa Lucía (y que se salvaron del gato). El trigo, símbolo de la vida nueva, reemplaza también las flores frescas más bien raras en esta fecha del año. Cintas con los colores patrios adornan el pasto junto a velas encendidas. La “manzana de Navidad” (bozicnica), una variedad buena para comer hasta en diciembre, adorna el árbol y nos recuerda una simpática costumbre.

Después de la “misa del gallo”, y luego que un muchacho le ofrece la manzana a una chica y si ella la acepta, significa que está dispuesta a aceptarlo como a su futuro novio.

Cultura gastronómica relacionada con la navidad

En la costa: En Dalmacia, la sopa de bacalao es el plato típico para el 24 de diciembre. El 25 la costumbre es comer la “pasticada”, a veces la “sarma” (hojas de repollo rellenas), las frituras con manzanas o uvas, los “krostuli” (frituras tradicionales de Navidad, muy finas en la cual se le espolvorea azúcar) y también higos secos, nueces, etc.

En el Norte: El 24, para muchos aún, es un día de ayuno. Se come pan corriente, mientras que en la tarde se sirven porotos (grah en croata), con tocino, cebolla frita y chucrut. Buenos son también los “struklis” (una suerte de ravioles de legumbres) servidos con una compota de frutas secas (peras, ciruelas, manzanas). Para el día de Navidad un pan tradicional llamado «cipov», hecho de harina de trigo, levadura y leche.

Al almuerzo en tres servicios, se compone de cecinas, pavo y un cake con nueces y semillas de amapola. La cena es más elaborada y comienza con una sopa con fideos frescos (si posible, hecho en casa como los hace mi nuera).

Sigue a esto un cerdito de leche cocido al horno, un ganso o pavo acompañado de los tradicionales “struklis”.

La mesa de los postres es tentadora con sus innombrables tortas y galletas. Entre ellas puedo citar al Kuglof croata que prefiero al Kuglof alsaciano. Se trata de una tarta con nueces y helado con semillas de amapola al huevo, al cual se le pone como sombrero una vela y una rama de pino.

Otra tradición son los dos estilos de pan. El “Badnji kruh” o pan del 24 en la noche, que está hecho con miel, nueces y frutas secas.

El otro pan es la trenza de Navidad. Se mezcla la masa con nuez moscada, pasas y almendras para enseguida hacer la trenza dándole forma de corona. Se le utiliza como centro de mesa para la noche del 24 y se mantendrá ahí hasta la Epifanía, la llegada de Gaspar, Melchor y Baltazar.

En Dubrovnik, en el Stradun y en la Plaza de la Fontana, grupos bulliciosos y alegres festejan la Navidad, escuchando conciertos de música popular y canciones dálmatas. No faltan las “klapas” dálmatas, esas bellas voces que “a capella” cantan viejas y tradicionales canciones.

No faltan por supuesto los buenos restaurantes y boites de noche con atracciones especiales para una noche tan especial. Las ofertas culinarias van desde una sopa de mariscos hasta un plato de ostras, todo acompañado con los generosos vinos croatas.

En fin, todo esto es un ejemplo de lo que se repite en Pula, Opatija, Split, Zadar o Rijeka, Zagreb o Vukovar la ciudad sacrificada que renace de sus cenizas.

Relatos relacionados con Croacia

El 27 de febrero era el día que mi viejo creía que era su cumpleaños.
En mi viaje a Croacia, en 2022, descubrí que había nacido ese mismo mes pero el día 21, olvido que entiendo perfectamente, por dos razones:
La primera, sin temor a equivocarme, es que en su vida dura de Supetar, vida de campesino, los cumpleaños no se celebraban. De hecho, no recuerdo algún saludo a su hermano o a su cuñada por ese motivo. La intrascendencia, o pérdida de memoria, de estas fechas se confirma con lo que descubrí posteriormente: Mi abuela paterna, Giovanica Pjerotić, nació el mismo día que yo, un 9 de enero, misma fecha del nacimiento que la Tía Vinka, esposa del hermano de mi papá. Mi viejo nunca me comentó esta coincidencia, lo cual para mi es una evidencia de que no tenía una preocupación especial por estas fechas.
La segunda porque, a falta de celebraciones su fecha de nacimiento se desvaneció en el tiempo, debido a la rutina de los días reducidos, simplemente, a un conjunto de horas dedicadas al trabajo. En mi infancia, y hasta que salí de colegio, no recuerdo ninguna celebración de cumpleaños. Estos vinieron a mi vida, junto con mi señora. Ella fue quien institucionalizó celebrar regularmente todas las fechas emotivas.
Recuerdo que para los años nuevos, era típico que mi papá desapareciera tipo 8 de la noche, con la excusa de ir a dormir, apareciendo siempre justo para los abrazos, volviéndose inmediatamente a su dormitorio. Me imagino que esta fecha le recordaba su desarraigo, aquel vacío del abandono obligado de su tierra natal.

Recuerdo a mi viejo, siempre despreocupado de cómo vestirse, con sus típicos suspensores y buscando soluciones prácticas a los problemas cotidianos. Él era un buscavida. Como muchos croatas trabajaba hasta tarde, en lo que le permitiera ganarse el sustento. En las horas de ocio se le veía entretenido en su cacharro o manipulando su elemento favorito, el cemento, para hacer todo tipo de arreglos. Este elemento era capaz de sorprender cuando era moldeado por sus grandes y rústicas manos de obrero.
Me acuerdo, que cuando la Chevrolet 1951 presentó una severa corrosión en unos de sus tapabarros traseros, ante la imposbilidad de que se lo repararan en un taller, se las arregló para hacerlo usando una malla de gallinero, un poco de cemento y pintura, arreglo que duró para siempre.

Como muchos croatas mi viejo no era una persona de piel. Él mostraba su amor con otros detalles en el día a día. La generosidad, la solidaridad y el carácter sociable lo vi en muchos paisanos croatas que llegaron a este país y que estaban marcados por el desarraigo y la vida dedicada al sustento de sus familias.
Su carácter sociable contrastaba con lo reservado que era en cuanto a su vida en Croacia. De hecho, en su única distracción dominical, la visita al club yugoslavo donde se reunía con los paisanos, nunca escuché a uno de ellos hablar de su tierra natal. Me imagino que era un mecanismo de defensa para no transitar por los senderos de recuerdos que llevan en su origen la nostalgia y el dolor de lo que ya no es.

En nuestro viaje a Croacia, logré sentir la presencia de nuestros antepasados en todos aquellos rincones de piedras inmutables al paso del tiempo. Logré transitar algunos de los senderos retenidos en la memoria de mi viejo y ocultos a nuestros corazones.
Descubrí que mi abuelo murió cuando mi padre tenía 7 años, que su familia estaba constituida por 9 hermanos, tres de ellos fallecidos antes de los tres años. La hermana menor, Stefanía, murió a los 24 años y, de la impresión, mi abuela murió el mismo día. Por otra parte, en la familia de mi abuela, varios de sus hermanos también murieron muy jóvenes. Este tipo de tragedia se repetía en todas las familias de aquella época.

La emigración de mi padre a Chile fue la búsqueda de un sueño simple: vencer la pobreza. Este estigma aumentó por una enfermedad que atacó a las plantaciones de olivos y viñedos, los únicos sustentos de la isla Brač la que generó una ola de emigración y la mayoría eligió como destino a nuestro país.
Cumpliendo una promesa hecha a mis hijos Janina y Danilo Iván de ir a conocer sus raíces, decidí viajar, a fin de julio 2024, con ellos y mi compañera Verónica a Croacia incluyendo a Italia.
A pesar del consejo de amigos y familiares de no viajar en el verano europeo por los excesivos calores de este año, las aglomeraciones y los altos precios propios de la temporada alta, no tuve otra opción que decidirme a hacerlo ya que se daba el hecho poco frecuente de que Janina y Danilo I. coincidían en sus días de vacaciones. Por otra parte, ya a mis 80, en relativamente buen estado físico, podría soportar las largas caminatas propias de un viaje de estas características y también el calor, lo que no estaría garantizado para años próximos.

El viaje planeado era llegar a Roma, pasar a Dubrovnik para seguir a Pelješac, Brač, Split, Zadar y Rovinj desde donde cruzar a Venecia, visitar Padua, Florencia, Roma y regresar desde ahí a Santiago.
Una vez comprado los pasajes, con fecha de ida el 27 de julio y retorno el 20 de agosto, durante un mes me dediqué a reservar departamentos en todos los lugares que pernoctaríamos, alternativa siempre más conveniente que alojar 4 personas en dos habitaciones en hoteles. También reservé el arriendo de un auto para realizar todo el recorrido en Croacia sin depender de buses o taxis.

Nuestro tour comenzó en Dubrovnik, (5 días), con un recorrido de la ciudadela, un paseo en barco alrededor de la isla de Lokrum y un encuentro ahí con un primer pariente, Lukša Kalafatović, hijo de un sobrino, Nikola.
Seguimos a la península de Pelješac, desde donde, por Orebić, cruzamos a la isla de Korčula, (3 días), la ciudad más bella del viaje según mis hijos y Verónica, que también recorrimos y nos reunimos allí con Nikola y su esposa Nanda.
De regreso a Pelješac, hicimos una parada en Janjina, pueblo de donde era mi padre en el que nos juntamos con dos primos, Nada e Ivo, fuimos a ver la casa donde nació mi padre y también al cementerio.
Continuamos a la ciudad de Makarska, para cruzar en ferry hacia Sumartin, Isla de Brač, alojar en Bol (3 días) donde no pudimos dejar de ir a la famosa Zlatni Rat y terminamos visitando Pučišće y Postire, pueblos de mis abuelos maternos, la nona Frane y el nono Gero, respectivamente.
De Brač, por Supetar cruzamos en ferry hacia Split (2 días), recorriéndolo, desde donde fuimos por el día al hermoso Trogir.
Desde Split seguimos a Zadar (1 día), yendo al atardecer al órgano marino, para finalizar en Rovinj (2 días) ciudad ya con bastante influencia italiana.

Describir la emoción de encontrarse con familiares, (yo hacía 38 años que no iba a Croacia), lo bello, lo histórico de los lugares visitados, resulta prácticamente imposible; es algo que solo se vive. Destacable además de Croacia, como descendiente de croata, la sensación de sentirse como en casa, la seguridad que se experimenta, lo puro y cálido de su mar, el apreciar la belleza de sus mujeres, (casi todas “de pasarela”) según Verónica, entre tantas cosas más.
Y algo que me agradó fue que mi croata, aprendido en la casa paterna, al parecer bastante bueno para quienes me escuchaban hablarlo, me sirvió mucho para comunicarme en Croacia, sobre todo con personas de más edad que, a diferencia de la juventud, muy pocas dominan el inglés.

A Venecia cruzamos en ferry desde Rovinj desde donde, en tren, seguimos a Padua donde alojamos (2 días), pudimos visitar la famosa basílica de San Antonio, santo preferido de mi padre, y desde allí volver a Venecia, recorrerla y hasta tomar la típica góndola para recorrer sus canales. De Padua, siempre en tren, seguimos a Florencia, (3 días), incluida especialmente en el tour de Italia por Janina y Danilo I, ambos artistas, que se deleitaron frente a tanta belleza, escultórica, pictórica y arquitectónica.

De Florencia, también en tren, llegamos a Roma, (3 días), destino final de nuestro viaje que incluyó el Vaticano.
Lo bello de las ciudades visitadas en Italia también casi imposible de describir, solo hay que vivirlo.

En resumen, un viaje quizás un poco agotador por todo lo que quisimos abarcar, a veces con algunos contratiempos o pequeñas discusiones propias de convivir 4 personas durante 23 días pero de un excelente balance final que, por lo mismo, nunca olvidaremos.
De nuestro viaje a Croacia, que hicimos con la familia en el año 2022, puedo decir que fue de ensueño. Además, de ver lo hermoso del país, también nos permitió sentir la presencia de nuestros antepasados, en aquellos rincones que han estado inmutables al paso del tiempo.
Uno de nuestros objetivos del viaje era saber si teníamos algún pariente Beović en Supetar. No obstante, tenía poca esperanza ya que mis dos primos hermanos, con los cuales tenía contacto, me señalaban que no teníamos parientes en la isla. Si había un Beović, estaban seguros no tenía ninguna relación con nosotros. Me costaba creer esta afirmación considerando lo pequeño que era el pueblo y la baja población en el período en que vivió mi viejo. Para mí no podía haber solo una coincidencia de apellidos. Lo cierto es que la búsqueda de un pariente en Brač, para conocer en parte como era la vida en aquella época, se resumía a la ubicación de una dirección indicada en una carta escrita por Petar y Zorka Beović, carta que había encontrado en medio de un conjunto de fotos atesoradas por mi mamá.

En una de las caminatas, logramos dar con la dirección de la carta. La casa estaba vacía y, de acuerdo a los vecinos, el dueño la utilizaba sólo cuando venía de vacaciones ya que vivía en Inglaterra. Ante esta frustración, decidimos escribir una carta de presentación familiar, indicando dirección y teléfonos, que deslizamos por debajo de la puerta de entrada a la que, en dos años, no tuvimos respuesta.
Una tarde, de regreso de nuestra caminata emocional en Supetar, nos encontramos con la novedad de que la dueña del departamento que arrendábamosnos estaba esperando en la entrada, junto a una señora.
"Me dijo... te presento a Katja Beović". ¿Alcance de apellido? ¿En un pueblo chico, donde nació mi viejo, me pregunté?. Ella tenía un aspecto ya mayor, de unos 85 años. En nuestra conversación me comentó que su papá, Ivo, había muerto cuando ella tenía sólo dos años. A mi consulta por el nombre sus ancestros, me dijo que no recordaba el nombre de sus abuelos, por lo cual no podíamos descubrir si estábamos relacionados. Sí me señaló que tenía parientes en Chile, por el lado de su mamá, Elena Karsulović. Además, me indicó los nombres de dos hermanos de su papá que yo escribí en una libreta.

Después de una grata pero corta conversación, marcada por la dificultad del idioma, una mezcla de palabras pronunciadas en inglés e italiano, nos despedimos con una sonrisa de frustración, sin saber si existía algún lazo de sangre entre nosotros.

Cuando llegué a Santiago, dediqué bastante tiempo en establecer las conexiones de los Beović a partir los registros de nuestros ancestros que disponía. Me costó bastante, ya que todo estaba en croata, con letra manuscrita y la información bien dispersa.
Tiempo después de lo anterior, me acorde de Katja y amplié la revisión de la información para ver si su papá aparecía en los registros.
En esta comprobación encontré un Giovanni Beović que estaba casado con Elena Karsulović. Esta pareja había tenido una hija llamada Kalija. Cuando verifiqué la fecha de defunción... sorpresa … encontré que Giovanni había partido de este mundo a los dos años de nacida la hija. Es decir, en los registros Katja estaba inscrita con el nombre de Kalija y su padre Ivo estaba bajo el nombre de Giovanni. Además, tiempo después me acordé de que había registrado los nombres de sus tíos. Fui en busca de la libreta de notas y descubrí que había escrito Petar y Zorka.

Todo coincidía, éramos parientes. Su abuelo era Giorgio Beović Jakšić, hermano de mi abuelo Giovanni Doménica. El papá de Kalija era primo hermano de mi viejo. A la fecha no he podido contactarme con ella para comentarle sobre nuestro parentesco.

Cuánta historia olvidada sobre nuestros ancestros, no sólo es una historia perdida para nosotros, los descendientes de los emigrantes, sino que también para los que quedaron en la isla.
Claro que los orígenes y explicación de tal desconocimiento de las raíces son diferentes. Para nosotros, el olvido es consecuencia del hermetismo como medio de autodefensa a las emociones de nostalgia de nuestros padres y ,también, de nuestro el pecado juvenil de vivir solo el presente y no disponer el tiempo para escuchar sus historias.

Los descendientes, en Croacia, no tienen ningún sentimiento heredado de desarraigo ni nada que se le asocie. Ellos viven su vida sin ningún conflicto ni necesidad de conocer la historia de la familia.
Uno de los pocos recuerdos que mi viejo me transmitió fue que se vino a Chile, por los años 20, cuando tenía 13 años.
Mi abuela Giovannica Pjerotić, ya viuda, lo fue a dejar a un puerto en Italia para que tomara un barco con destino a Sudamérica. Ella eligió, en el mismo puerto, a una familia que tuviera hijos para que lo cuidaran en la travesía de aproximadamente 1 mes. La familia elegida se desembarcaría en Panamá por lo cual todo el trayecto de Panamá a Chile fue sin supervisión.

Uno de los pocos recuerdos que mi viejo me transmitió fue que de su infancia en Supetar mantenía en su memoria el sabor de la uva de la parra que tenía en su casa. Esto debe ser la razón del por qué en nuestra casa en Chile teníamos varios parrones; me imagino que era su forma de estar más cerca de su tierra y su familia.
Me acuerdo de que se enojaba muchísimo si alguien le sacaba un gajo de uva a un racimo. Uno tenía que sacar el racimo completo o nada.
Me imagino que esta regla emanaba de las horas que le dedicaba a limpiar los racimos, uno por uno. Se preocupaba mucho de la presentación del racimo, no sólo iba eliminando los gajos faltantes, con su típica tijera de podar y su paciencia de campesino, sino que armaba una verdadera obra de arte, que consistía en un conjunto de racimos dispuestos en su rama original, que luego yo, entre hojas, racimos y ramas, tenía la tarea de repartir por el vecindario.

Una vez me comentó que, en una estación de tren en Francia, camino a Yugoslavia junto a mi mamá, en busca de su reencuentro con su tierra, le gritaron don Jorge. Cuando se dio vuelta vio que era el hijo de un vecino que había emigrado de Chile. Él le contó que entre sus recuerdos de infancia estaban los racimos de uva del parrón de nuestra casa.
Ahora, en parte, yo mantengo su tradición, con las mismas parras, pero con la salvedad de que mi paciencia no me permite armar obras de arte, tan sólo limpio los racimos que luego regalo a los vecinos más cercanos.

En el año 2001 fui por primera vez a visitar a mis parientes en Croacia con motivo de la repatriación de los restos de mi tío Petar Prugo, esposo de mi tía Maria, hermana de mi padre, para que descansara junto a ella.
En esa oportunidad, mi prima Zsenija Prugo Beović y Mladenka, la esposa de mi primo Ivo Velsic Beović, me contaron una vivencia de mi viejo cuando estuvo en Croacia allá por el año 1978 en que fue a visitar la que fuera su casa en Supetar.
Allí entre lo que quedaba de ella se acercó al aun existente parrón, cogió un racimo y comió sólo una uva, amarga de tiempo y nostalgia, cayendo en un llanto desconsolado.
Debió ser ser demasiado duro recordar en un gajo de uva todas las vidas ausentes y los tiempos difíciles que le tocó vivir como lo fueron siendo solo un niño al dejar a toda su familia y venirse solo a un país desconocido.

Hoy siento la necesidad de descubrir su historia pero lamentablemente ya partieron todos y, los que quedamos, no la conocemos en absoluto.

En palabras de Borges, todos se convirtieron en el olvido que seremos.
Enviado .

Me encuentro con Patricia, mi Sra., en Croacia, isla de Korčula, donde estamos visitando a nuestra hija Pamela y yerno Pavo Nadilo, que viven en la isla y, el 1 de Julio, concurrí con ellos a una exposición de un gran artista croata de la misma isla, FRANE FRANULOVIĆ LUKRIĆ, muy amigo de Pavo y Pamela.
Ese día don Frane comemoró sus 50 años de artista, inaugurando una exposición de sus obras en la galería Natasa Citinić, en la localidad de Blato de la isla y me entregó, como regalo para el Estadio Croata, el libro de su exposición y una de sus obras, lo que haré llegar al mismo Estadio a mi regreso a Chile.

A manera de una corta reseña, FRANE FRANULOVIĆ LUKRIĆ nace en el año 1955 en la ciudad de Split donde cursa su enseñanza básica y termina sus estudios en la Escuela de Arte de esa ciudad, a fines del año 1972, con su primera exposición en la localidad de Kastela.
Hasta ahora, ha tenido más de 35 exposiciones entre Croacia, países de Europa y Australia. Desde el año 1976 vive en Prizba (Blato).
Sus obras están basadas en objetos que han sido recogidos del mar y playas, como algas, conchas, arena, mallas de pesca y de la naturaleza, como ramas, hojas secas, raíces de cactus y otros elementos como ventanas y puertas de madera antiguas.
En Mayo de 1988, con mi esposa y consuegra, tomamos un tour a Croacia en el que tuve la oportunidad de recorrer Zagreb, Rijeka, Split y la Isla de Brač.

En Brač nos desplazamos hasta Nerežišća, pueblo en el que visité la casa de mi abuelo, donde actualmente viven sus descendientes.
¿Quién, de los puntarenenses más maduros, no recordará a Natalio, ese simpático personaje, descendiente de croatas, que iba a todos los funerales que se realizaban de Punta Arenas?.

El otoño tiene cierta familiaridad con la Muerte: se le adivina en el lento caer de las hojas y en la tristeza de nuestros mejores amigos. Tiene algo el Otoño, un extraño secreto que sólo resuelven aquellos a quienes ampara en su aureola pertinaz, sugerente y neblinosa, estimada y melancólica. En uno de esos días sugerentes de nostalgia ha muerto Natalio. Yo lo conocía solamente por Natalio. Nunca la curiosidad me tentó en el sentido de averiguar el nombre completo de Natalio.

Para mí, para Ud., y para todos los habitantes de Punta Arenas. NATALIO KRAGIC JURGEVIC, era simple, solemne y fraternalmente Natalio. De improviso, un amigo me dice : Murió Natalio... No pensé en nadie más que en el genuino Natalio de Punta Arenas, y a tal idea asocié la figura de este hombre humilde que ya se ha ido para siempre.

Me remonto a muchos años atrás; escarbando en el tiempo le veo caminar por calle Borles con su porte distinguido - ¡Que si lo tenía! - empuñando un báculo del mundo desconocido para nosotros. ¡Cuántas veces me crucé con él por estas heladas calles de la ciudad! Una, cien,mil, no sé. Pero lo escucho aún en sus palabras hilvanadas en sordina con su propia heredad humana.
Allí va, atravesando la calle, con sus zapatillas blancas como para que su presencia fuera menos notada. Tal vez era un tierno amigo del silencio. Aquí enarbola su báculo como haciéndole frente a invisibles molinos de viento como ese otro descubridor de maravillas que fue Don Qujote de la Mancha. ¡Dejémosle pasar, dejémosle con sus angustias y con sus alegrías!

No dejaré de pensar en este hombre enriquecido de ternura acompañando al Camposanto a todos aquellos que ya cumplieron en vida con su cuota de abnegación y de trabajo; allí iba él rindiendo su homenaje postrer, ordenando silencios, enarbolando proclamas y abriendo el corazón para que una lágrima cayera con toda la salobre epopeya del llanto.

Me imagino a Natalio, aún con su jockey avizor de horizontes, al mando de todo un batallón de hombres, mujeres y niños, recto, sublime, sintiendo al que se iba como si fuera algo de su propio mundo soledoso y doloroso.

Ayer fue él el despedido. Yo sé que mucha gente concurrió a dejarlo. Sé que, desde el más humilde obrero hasta el más acaudalado comerciante, agradecieron en Natalio tan valioso ejemplo que él sembrara en virtud de quien sabe qué misterioso designio.

Con Natalio se ha ido un personaje pintoresco de Punta Arenas. Entiendo que desde hoy en adelante echaremos de menos su estampa de conductor de sepelios. Más de alguien, más de algún anónimo pasajero de estas tierras siente hoy con la muerte de Natalio como algo de la muerte de un familiar cercano.

Quizá en cuántas y tantas veces fue este hombre el único deudo de un cadáver desconocido. Pero allí estaba él, abriéndole calle con sus voces y sus gestos. Con Natalio se ha ido algo esencial y característico de Punta Arenas. ¿ Y por qué no decirlo? También se ha ido algo de nosotros mismos... (Marino Muñoz Lagos, La Prensa Austral, Punta Arenas, 12- Abril de 1958).

Nota : Otros autores refirieron que escasas personas concurrieron a su sepelio, verificando unos versos dedicados que decían:" Cuando finó este gran seglar, poca gente viva fue a su entierro, pero debió acompañarle una columna, interminable, formada por las almas de sus queridos muertos". Usaba un largo abrigo, en la cabeza una gorra tipo jockey y zapatillas de goma, por este motivo, al que usaba este tipo de calzado le llamaban igualmente "Natalio"...
Natalio Kragic Jurjevic falleció en Punta Arenas a los 60 años, un jueves 10 de abril de 1958, sus padres fueron Mariano Kragic Marinic (+28-IX-1940) y Antonia Jurjevic de Kragic (+ 17-XII-1930), hermanos: Antonio, Bozo y Vinka, nacidos en Split.
Sus restos mortales se encuentran reunidos en una tumba en el Cementerio Municipal "Sara Braun" de Punta Arenas, ubicada en las siguientes coordenadas : Sector Sur, Cuartel 3, Línea 5, N'18 de Sepultura.
En un canasta al brazo, cubierto con un pulcro paño blanco, y apoyándose en un enérgico bastón de rama de calafate para afirmarse en el hielo que se empinaba cerro arriba, venía la voz del Ludi Keko: "Piscaro frisco".

Era pequeño, enjuto, chispeante, mal hablado... Un atado de nervios. Pura dinamita. ¡Qué digo! ¡Nitroglicerina! Bastaba una chispa para que explotara o explosionara coma se dice ahora. Usaba un idioma propio, en que las palabras eran italianas, chilotas y croatas, en un revoltijo que el desenredaba con las manos. En verdad se expresaba más con centellantes ademanes que con la voz.

¡Cómo pesa una canasta llena de pulpos recién arrancados de entre las rocas azotadas par el mar...! ¡Cómo cruje el mimbre y escurre el agua potable por sobre el pantalón ya mojado del pescador...! "Hay que mojarse culo y voivas para agarrar quirios", explica Keko en un remolino de ademanes. "Una vez casi me Ileva el mar. Me se llenaron botas de agua y me agaré con gancho a unas algas".

Pescar pulpos es en verdad un arte difícil, sobre todo en las frías aguas magallánicas. Tal vez pescar no sea el termino exacto cuando de pulpos se trata. Estos siniestros octópodos son una verdadera negación de la belleza y la bondad. Solo tienen cabeza y patas tentaculares - cefalópodos - llenos de ventosas y se adhieren a cualquier cosa con chupones de vacío imposibles de desprender mientras el animal está vivo.

Ludi Keko sostenía que los pulpos pueden ser casi tan malos como los hombres, solo que no saber burlarse ni pueden llorar. Pero, como los hombres, pueden, con su negra tinta, enturbiar todo el espacio donde viven. Sin embargo, tienen la ventaja de que pueden Ilegar a la mesa preparados de distintas formas, todas ellas en verdad deliciosa.

Ludi Keko grita: "Frisco, siñora... a cumprar pulpo, siñora.. ", explica con su voz aguda y sus manos arremolinadas, en su pintoresco modo de explicar.

El cónsul francés ha elegido esa mañana, par su propia mano, dos hermosos ejemplares de casi dos kilos cada uno. "Lo que me coista arrancarlos de entre las rocas mientras la marea comenzaba a subir".
Pero, sus sonoros pesos fuertes ha pagado el buen "gourmet" por el gustazo que se dará en la cena de gala de ese 14 de julio.. ¡Vive la France! ¡Allons enfante...! ¡Viva la ensalada de nabos con perejil y el champaña enfriando en la nieve del patio!.

Oirle y verle -las dos maneras de entenderlo - es todo un espectáculo. Parece como si entre las articulaciones de sus dedos huesudos y nudosos, ganchudos y enérgicos, se entrelazaran miles de invisibles hilos que mueven las marionetas de su fantasía.
Porque sus nerviosos ademanes dibujan y desdibujan, mueve y hace hablar las mas extrañas figuras y como salta, sin conexión alguna, de un tema a otro, de una a otra figura, personaje, cosa o situación, ocurre que todo es un vertiginoso caleidoscopio de bienes y cambiantes colores, de contornos fugaces y de formas alucinantes.
Mi padre, actualmente de 93 años, vive en Antofagasta desde la década de los 60. Él es hijo del inmigrante croata, Cristóbal Lulić Vanak, mi abuelo, oriundo del pueblo de Suhovare, cercano a la ciudad de Zadar, Croacia.

A principios del siglo XX, trabajando como marino en un barco mercante, mi abuelo Cristóbal llegó a Argentina desde Croacia, viajando a Chile en 1924, instalándose en Puerto Porvenir, Magallanes. Allí fundó la “Compañía de Alumbrado de Porvenir”, la primera compañía de luz eléctrica en la zona, así como otras empresas que llevaron el progreso a esas regiones. Se casó con Ester Dureu Navarrete y tuvo dos hijos: Jorge, mi padre y mi tío Osvaldo Lulić, ya fallecido.

He visitado más de una vez el pueblo de Suhovare. Allí tuve la oportunidad de conocer y reunirme con la familia del abuelo lo cual fue muy bonito; siempre con la esperanza de encontrar alguna pista o información sobre su nacimiento.
En Suhovare hay dos clanes importantes los Lulić y los Ukalović. Se casaban entre ellos (algunos aún lo hacen), pero muchos de la nueva generación se han ido a trabajar a otros países de Europa y el mundo.
Aún quedan rastros de la antigua casa de mi abuelo y, de los familiares mayores que pude conocer, algunos hablaban sobre él con cariño ya que, durante los días difíciles en Croacia, ayudó a muchos de ellos, y también a amigos enviándoles dinero y paquetes con ropa desde Chile.

Yo hice mis estudios en los años 70-80 en la Universidad de Durham, Inglaterra, donde me establecí posteriormente, hasta ahora, me casé y tengo dos hijos, adquirí la ciudadanía británica en 1979.
Regularmente mis hijos y yo visitamos a mi padre con quien mantenemos un contacto frecuente.
Eugenio Gligo Grassi, (1895-1966), hijo de Nikola (Nicolo) Gligo Nikolorić y de María Grassi Lode, nació el 11 de Enero de 1895 en Bol, Isla de Brač, Croacia.
Estudió los cursos de gimnástica en Zadar, y posteriormente fue cadete naval de la marina del Reino de Serbia, Croacia y Eslovenia, adscrita al Imperio Austro-Húngaro.

En 1914, el buque-escuela había recalado en Buenos Aires en el momento que se declaró la primera guerra mundial. Consciente de que esa guerra no era la suya, no volvió a la embarcación y se quedó en Buenos Aires.
Había llegado como inmigrante a esa ciudad Wenceslao Gligo, primo de él, quien lo acogió en sus comienzos porteños.
Como había estudiado varios idiomas al comienzo sobrevivió haciendo clases de español a inmigrantes europeos. Posteriormente entró a trabajar en la compañía telefónica inglesa de Argentina.
Sus padres le habían encomendado ubicar a su hermano Vicente y por ello, en 1923, partió a Santa Cruz, al sur de Argentina, donde residió por 3 meses.

Siguiendo a su hermano Vicente, llegó a Punta Arenas. Allí fue contratado como Contador General en el Frigorífico Puerto Sara, hoy desaparecido. Aunque estaba a 140 Km. de Punta Arenas, el trayecto a esta ciudad, debido a los malos caminos, demoraba uno o incluso dos días. Estuvo trabajando allí durante 5 años lo que le permitió ahorrar dinero.

Regresó a Punta Arenas en 1928 y se hizo socio de Jorge Matetich que poseía un establecimiento comercial en Calle Roca 935 y que fue fundado en 1894. Pasó a llamarse Matetich y Gligo.
En 1933 se casó con Ágata Viel Vitali, naciendo, entre 1934 y 1940, sus cuatro hijos: María Eugenia, Ágata, Nicolo y Eugenio.
Alrededor de 1936, la sociedad comercial se deshizo pasando a llamarse Gligo Hermanos por un lapso de 3 años, ya que incorporó como socio a su hermano Vicente Gligo. Durante los 19 años siguientes quedó en manos sólo de Eugenio Gligo, y se llamó Casa Gligo, hasta su cierre en 1958. Esta casa comercial tenía múltiples secciones: Librería, Regalos, Juguetería, Disquería, y Maletería, destacándose por sus variadas ofertas tanto de productos nacionales como importados.

En 1936 a Eugenio Gligo Grassi se le otorgó el arrendamiento de varios lotes fiscales para constituir una estancia ovina y criar karakules con el objeto de obtener astrakán. Se le denominó Estancia María Eugenia, y tenía una superficie de 7.500 hectáreas. A partir de 1938 la estancia fue parte de la sociedad formada por él y Jorge Campos Menéndez. En años 1941 y 42 la familia Gligo Viel residió en la Estancia María Eugenia, y en 1945 en puerto Porvenir. Al disolverse la sociedad con Jorge Campos Menéndez, la estancia quedó con una superficie de 4.500 hectáreas, y fue trabajada permanentemente por su dueño. La estancia fue adquirida al Fisco en 1957.

Al fallecimiento de Eugenio Gligo en 1966, la siguió trabajando su viuda Ágata Viel Vitali, quien a su muerte le sucedieron sus herederos. La estancia fue vendida en 2013.

Eugenio Gligo Grassi fue una figura pública participando activamente en la vida republicana de Punta Arenas En la Unión de Pequeños Ganaderos de Magallanes, ocupó varios cargos en diversos directorios. Fue un Rotario destacado, donde también participando en varios directorios.
Convivió activamente en la sociedad magallánica; miembro del Club Inglés, del Club Croata, entre otros, y asiduo en las tertulias de café.
Pero donde tuvo una muy destacada labor fue como Presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Magallanes, pues le tocó comandar las gestiones para obtener el Puerto Libre de Magallanes. Fue presidente de esta organización gremial desde 1937 a 1940 y de 1944 a 1957. Veinte años a la cabeza de la institución a la que se dedicó con esmero, honestidad, trasparencia, tenacidad y dedicación, siempre acompañado de directores capaces y laboriosos. Entrevista con políticos, con el Presidente Carlos Ibáñez del Campo, con el Presidente Arturo Alessandri Rodríguez, con parlamentarios, funcionarios públicos, etc.
Todos estos trabajos en muchas ocasiones atentaron contra sus propios intereses económicos, pero rindieron sus frutos al constituirse el Puerto Libre.
Fue nombrado Director Honorario de la Cámara Central de Comercio de Chile. En 1958 cerró Casa Gligo manteniendo solo la Estancia María Eugenia. Falleció en 1966 a los 71 años.
Sus restos reposan en el mausoleo de la familia en el Cementerio de Punta Arenas.
Llegué hace muchos años, 111 para ser más exactos, fue un día de enero de 1907, recuerdo el calor seco del desierto, el cielo de un azul distinto y el mar entre calmo e impetuoso. Había caras nuevas, olores distintos, sonidos diferentes; todo un universo por descubrir. Ya no me acuerdo del capitán ni del nombre del barco, me invadía la pena y el miedo; y una irresistible nostalgia inundaba mis ojos claros. Sólo me reconfortaba la compañía de mi querido hermano menor Dušan, quien con 13 años compartía conmigo esa histórica travesía.

Al divisar la costa chilena, el final de mi destino, vinieron a mi mente los momentos antes de la partida: conversaciones rápidas y nerviosas de mis padres, pasos apurados sobre la gravilla, suspiros, lágrimas, el dolor de los que quedaban en la patria amada. Por esos años en mi querida Isla de Brač y mi pueblo Supetar recibíamos el llamado de fin del mundo, Sudamérica, la “tierra prometida” decían muchos, donde la abundancia llegaba rápido y el trabajo bien pagado sobraba, cuando había esfuerzo.
Amigos, parientes y conocidos nos aguardaban en Chile, con emoción y entusiasmo. Eran los pioneros de la avanzada croata, los que abrieron el camino con mucho esfuerzo, para que el sueño de la emigración se hiciera realidad. Entre ellos estaba mi entrañable hermano Slavomir, quien dos años antes se había embarcado a Chile, con 17 años. Por esos días, nuestros corazones se inflamaban de esperanza. En la patria querida cundía el desencanto, viñas apestadas, vientos de guerra y la temida pobreza, acechaban la vida de todos. Chile era el futuro, una oportunidad que no se podía dejar escapar. La decisión no era fácil, había duda y riesgo, pero alzaba la vista al horizonte y admiraba a todos los que, como mi hermano, se habían armado de valor y aventura para cruzar el enorme océano y enseñarnos que la vida puede tener muchos derroteros.
Cuando el pequeño barco zarpó de Supetar se me secó la garganta y mi corazón parecía que estallaba en mil pedazos.
Mi tierra amada se perdía, poco a poco, con sus casas blancas y techos rojos. Abracé fuertemente a Dušan y contuve su llanto de niño.
Mis padres, Zanante y Magdalena daban ánimo por fuera, pero se desgarraban por dentro. Dos hijos más se lanzaban hacia lo desconocido, con la esperanza de encontrar un nuevo mundo de prosperidad para nuestra familia. Ya cuando el mar se hizo inmenso la lejanía me asustó y la soledad se hizo carne en todo mi ser. Mi isla pedregosa era ya sólo un recuerdo.

Pero no había que dejar que ganara la melancolía, sólo respirar hondo y mirar hacia adelante. Debía ser fuerte por mi hermano. No puedo mentir, el tiempo de navegación se me hizo eterno. Ansiedad, y dudas fugaces de la decisión tomada. Muchas emociones juntas para mis 23 años, sí 23 tenía cuando tomé ese bendito barco hacia América.
Pero el ánimo y entusiasmo de Dušan hacía que todo valiera la pena.
Y debo confesarles que en esa travesía hubo también momentos buenos, cuando la serenidad se volvía compañera y los maravillosos cuentos del mundo nuevo abrigaban mi fe por lo que venía. Guardo en mi memoria hermosas tardes de cubierta, calma marina y planes por aquí y por allá. La llegada no fue fácil, había algo de miedo e inseguridad; otro idioma, caras diferentes, aire seco y húmedo, y esa arena que lo cubría todo.
En mi mente me consolaba: serán sólo algunos años y luego regresaré a todo lo mío: la casa de piedra, el huerto, el azul del adriático, las calles de gravilla, mis amigos, las tertulias en la playa, mis amores…

Fue difícil, lo admito, hacer la conexión entre las grandes expectativas que tenía y la realidad que nos aguardaba. Aquel mundo que soñaba, esa América codiciada era eso, pero a la vez no lo era. Mucho tiempo después lo entendería.
Y yo estaba ahí, retando a mi destino, con mi maleta llena de proyectos y esperanza. Aventurero “austriaco” de tierras dálmatas, así me llamaban. No me molestaba, aunque sí lo de “austriaco”, mi patria siempre fue Croacia. El deseo era sólo uno, prosperar en lo que fuera y regresar a Brač, para ayudar a mis padres y hermanas que quedaron allá. El tiempo transcurrió rápido como siempre.

El trabajo llegó más rápido de lo pensado. La Aduana de Antofagasta me acogió, cuyos dueños eran unos coterráneos, los Lukšić. Fueron ocho años de arduo esfuerzo, en los que sacrifiqué muchas cosas. Nos esmeramos, junto a mis hermanos, en ahorrar lo que se podía. De esos primeros años recuerdo, por las tardes y noches, la compañía de Dušan y Slavomir, las conversaciones sobre cómo iba todo, los proyectos, las dificultades.
En nosotros permanecía, a sangre y fuego, el recuerdo de los que dejamos allá en Dalmacia. La añoranza de la madre, la tibieza del hogar y los almuerzos en familia se valoraban más que nunca en la vida.
Pero había que ser fuerte, no se podía claudicar, sino todo el esfuerzo sería en vano. Cada día malo antes de dormir me repetía “ya regresaré a mi amada isla, orgulloso y seguro de que lo que hice valió la pena”. Y la verdad es que no fueron pocos esos días difíciles, la adaptación a todo un mundo nuevo nunca fue cosa fácil. Todo cambió dos años después de mi llegada.

Fue en enero de 1909, un amigo me pidió que lo acompañara al puerto, porque llegaba la prometida de unos de sus primos. Venía de Brač, como la mayoría. Lo que pasó después me emociona, cuando vi a Stefanya bajando al muelle, mi corazón se agitó como nunca, supe esa mismo día que ella sería mi mujer. Luego de algunos meses su planificado compromiso se diluyó en la arena y comenzamos nuestra relación en Antofagasta. Ella venía de Pusišća, pueblo vecino a mi Supetar, en Brač. Sus padres Iván e Ivania, vinieron con ella, además de su hermana mayor Armelya, pero pronto tuvieron que volver a Brač. No debe haber sido fácil para ellos dejarlas en el fin del mundo, a sus 20 años. Aunque ya estaba en Chile su hermano Ljubomir y sus tíos, los famosos hermanos Kraljević, que se habían dedicado a la explotación del salitre, desde 1879.

Los acontecimientos, como siempre en la vida, ayudaron a girar el rumbo de las cosas. Ahora, el regreso a la patria se volvió más lejano en los pensamientos. Encontrar el amor y las ganas de formar una familia hicieron lo suyo. Se encendieron nuevas motivaciones y comenzó lentamente el arraigo. La nostalgia dio paso a la esperanza y junto a Stefanya fuimos construyendo futuro en esta tierra lejana. El aire de Antofagasta ya no era tan molesto, aprender el idioma hizo todo más fácil y el desierto comenzó a cautivarnos con su imponente belleza.

El 7 de enero de 1911 nos casamos y pronto fueron llegando nuestros queridos hijos: Magdalena, Blago, Dalibor, Ivo y Norma. Ellos fueron llenando de energía nuestras vidas. Sólo de vez en cuando, aparecía mi isla azul y remota en mis recuerdos, aunque ya de manera distinta. Ya sentía cosas por esta tierra, tenía hijos y amigos chilenos. Todo un mundo que ya era parte de mí.

Y la prosperidad fue llegando de a poco, en 1918 tome todos mis ahorros y me fui al pueblo de Calama, localidad infestada de mineros busca fortuna. Después de estudiar bien la situación decidí invertir en el rubro hotelero y compré el Hotel La Bolsa. No fue fácil emprender, pero pronto me di cuenta que debía volver a Antofagasta, donde el negocio sí era más rentable. Vinieron los tiempos buenos, el Hotel Londres y su anexo France e Inglaterra.
Junto a Stefanya y mis hijos tuvimos un buen pasar, pero siempre buscaba más desafíos.

Así fue como a fines de 1935 agarramos todas nuestras cosas y nos fuimos a Santiago. Ya había comprado el Hotel Splendid, en plena calle Ahumada, el mayor logro de mi carrera hotelera. Aunque después seguí con el Savoy. No me puedo quejar, hice las cosas bien.
En esa misma época comenzaron a llegar los nietos, mi querida Gloria, de corta pero angelical vida; Iván, Norma, Sonia y tiempo después Lenka.

Los cuarenta pasaron como un tubo, mucha dedicación con los negocios y preparando a los hijos para que asumieran su papel en la sucesión. Aunque con los años esto finalmente no resultó.

La época final de mi vida, los años 50 me encontró ya sin mis hoteles y disfrutando mucho con Stefanya. Pese a los problemas que nunca faltan estaba feliz, tenía mi lado a mi compañera de vida, los hijos seguían sus caminos y de verdad amaba esta tierra chilena que cambió por completo mi existencia.

La enfermedad se llevó mi vida un día de 1955 y esa misma noche una parte de mi alma viajó hacia Supetar, para reposar sobre esa amada isla de piedra y viento.
Habían pasado 48 años desde el día en que subí a ese barco del que no recuerdo el nombre. La otra parte de mi alma se quedó en Chile, donde parte de mi sangre croata se desparramó sobre mis descendientes.
De El Mercurio de Antofagasta, por Jaime Alvarado G.

Que nuestro mar ha sido escenario de episodios variados es cierto.

Combates, cañoneos, naufragios, incendios accidentes y tragedias sin fin, conforman la lista de estos acontecimientos marítimos. Incluso hay registro de numerosos actos de pirataje con el caso de yate “Peggy”, de propiedad del gringo Sharpe, ejecutivo de la Ford con oficinas en el edificio Gibbs.

La embarcación – de lujo para la época – tenía 14 m. de eslora y aparejo de balandro. Mástil para cangreja y foque, con un motor de combustion interna. Su propietario navegaba por la bahía, acompañado de sus cercanos, todos extranjeros.
Permanecía fondeada en la poza del puerto artificial, a mediados de septiembre de 1932.

En esa fecha, cuatro ciudadanos extranjeros la abordaron suprepticiamente y, mientras Chile entero celebraba distaridamente las Fiestas Patrias, largaron amarras y zarparon con rumbo desconocido.

Muchas fueron las conjeturas sobre el destino de la embarcación pero, se daba por hecho, que debería recalar en algún puerto, para hacer rancho de víveres, agua y combustible. El martes 4 de octubre, la embarcación fue avistada en la Caleta Chorrillos, unas millas al sur de El Callao.
Las autoridades salieron en su búsqueda pero la “Peggy” escapó hasta que una lancha patrullera cortó sus aguas, la detuvo, la remolcó hasta El Callao, donde quedó retenida.

Los "piratas" eran dos yugoslavos y dos alemanes, Santiago Medanić Lukin, Roko Cvitanović Rokacija y los germanos Armin Roemmer Weiss y Josip Breich.
Fueron capturados por la autoridad maritime peruana y sometidos a juicio “por flagrante delito de piratería”.
La nave quedó amarrada a las bitas del puerto peruano, en tanto se realizaban las gestiones para traerla a puerto chileno. El gringo Sharpe, junto a un grupo de amigos, viajó hasta Perú a bordo de un valor de PSNC, con el objeto de repatriar su costosa embarcación.

Aquellos piratas – precursores de Johnny Deep – zarparon el bergantín del olvido.
Artículo escrito por Homero Ávila Silva, premio nacional de periodismo, en el 70° aniversario del club.

Decir Sokol es decir Tomičić. El equipo nació con los hermanos Pablo y Jacinto, de grato y hondo recuerdo por sus cualidades deportivas y sociales.
¿Sokol sin un Tomičić?
Y apareció José "Pepe" Tomičić K., hijo de don Roque. Ya tenía el club a uno de su dinastía. Y luego vino Nicolás "Ronco" Tomičić K., hermano de José y uno de los más brillantes defensores que haya tenido el club en sus 70 años de vida. Y no solo en básquetbol, porque fue un atleta destacado en saltos largo y alto, siendo en este último campeón zonal.
Después se sumó Pedro "Pericote", hermano de los dos anteriores y, nuevamente, dos Tomičić integraban el equipo cestero. El "Ronco" comenzó en 1939 (Campeón de Chile en Temuco), y lo dejó en 1954.
Siguió Pedro, al que se unieron sucesivamente Boris y Uroš, sus hermanos. También estuvieron otros primos José Tomičić K., "Peineta", e Ivo Beović Tomičić, quienes, a seguir estudios, se fueron a Santiago. Ivo fue seleccionado chileno de baloncesto.
Cuando se iban Uroš y Boris, este último, gran atleta, seleccionado chileno e internacional, entró otro primo: Jorge Tomičić K.
Luego aparece en el primer equipo Vinko Mušić Tomičić, hijo de Andrés y Gloria (prima hermana de todos los anteriores). Andrés fue presidente del Sokol en dos periodos. Vinko después fue vicepresidente del club y, al fallecimiento de su padre, asume la presidencia hasta el día de hoy.

En una fecha tan especial para Sokol, hemos querido hacer este breve recuento porque, además de significar un fervor deportivo de alto valor, es un hecho difícil de encontrar. Setenta años de un club, en que siempre ha estado, en primer plano, la familia Tomičić, con la calidad de sus hijos y de sus destrezas deportivas, además de sus cualidades morales.

Decir Sokol es decir Tomičić.
Por Jaime Alvarado G.

Hablando de cuartillas, resmas, chibaletes y otros asuntos propios de las imprentas, me vino a la memoria el recordado “cuartillo”, mínima medida en que se expendían nuestros mostos en bodegas y clandestinos del ayer. Recordé ese pequeño jarrito, blanco enlozado, con un reborde para vaciar sin derramar y con un número azul que indicaba la medida.
Un cuarto litro de vino, cuando se vendía en un vaso, era conocido como “una caña”. Y cuando la sed era mucha, se le apodaba “un cañón”. Una “caña” no solo calmaba la sed: terminaba también con ese temblor que delata a los alcohólicos.
Eran los tiempos de ese Chile respetuoso, en que el dueño del clandestino era tratado hasta con unción por los “curaditos”, los “clotos” o “borrachines”. Tenían voluntad para ganarse “un cuartillo”: barrían la calle, hacían las compras o encargos del dueño del boliche, que los premiaba con un “matapenquero”, de dudosa calidad.

Temerosos de “La Comisión Civil”, los clandestinos abrían la puerta sigilosos, mirando primero por una rendija, para verificar quien pedía entrar. Comprobada la identidad del o los sedientos, se entornaban los postigos para permitir el ingreso. Frotándose las manos, el sediento hacía “la pedida”, que era siempre la misma: Un cuartillo… ¡Tinto!.

En mi infancia conocí un par de esos clandestinos. En calle Porras, a Cayetano Ljubetić. Borrado de viruelas, inmerso en un mundillo de chuicos, tinas, toneles, pipas, damajuanas y garrafas. En Chuquisaca, a Mateo Domić, fumador de cigarrillos “Camel”, sentado “al revés” en una silla de Viena. Ambos, con un séquito de “caseros” que merodeaban “para juntar sed”. Muy de mañana, Cayetano atendía a aquellos habitúes que llegaban con un pronunciado “temblor” del cuerpo. ¡Con el primer “cuartillo” les volvía la calma! ¡Hasta eran capaces de sonreír!

Tengo en mis manos un jarrito de “un cuartillo”. Escanciaré un mosto de “medio pelo” y brindaré para calmar esta sed de recuerdos que me abrasa… ¡Salud!
Cuando manifestó a sus padres sus deseos de ingresar a la fuerza aérea, recibió de ellos un rotunda no, ya que por ningún motivo deseaban un porvenir tan peligroso.
Como en aquellos tiempos los hijos respetaban Ia voluntad paterna, debió resignarse e ingreso al Institute Superior de Comercio de su natal Antofagasta, egresando al cabo de unos a5os con el titulo de contador, profesión que, con el correr de los años haría de él un exitoso empresario.

No obstante, en su corazón seguía anidándose el íntimo deseo de ser aviador. Por eso cuando, en 1941, se enteró que el entonces capitán de bandada Alfonso Scheihing Ritter, jefe del aeropuerto de Cerro Moreno llamaba por la prensa a los interesados en fundar el club aéreo de aquella nortina ciudad, fue de los primeros en inscribirse y en ser aceptado. Árduo trabajo les costaba trasladar desde el viejo aeródromo de Portezuelo a La Chimba, el hangar que en la época del correo aéreo utilizara en ese campo aéreo la Línea Aérea Nacional y que les fuera donado por encontrarse fuera de uso.

Al realizarse ese mismo año la campaña Alas para Chile, Cvitanić fue uno de sus más entusiastas impulsores y a la postre, como resultado de ella, el naciente club recibió dos Aeronca L-3B (uno de los cuales resultó destruido en su viaje a Antofagasta) y cuatro aviones Fairchild, uno modelo M-62B y tres PT-19.
Su instructor fue el teniente Rogelio González Mejía, quien con paciencia infinita lo fue adentrando en el maravilloso mundo de la aviación.
Que impresionante le parecía ver en lo alto, desde la cabina abierta del Fairchild, la inmensidad de la pampa y del océano.

Etapa tras etapa las fue superando y su alegría no tuvo límites cuando, tras rendir un brillante examen, recibió de manos de la comisión examinadora de la Dirección de Aeronáutica su brevet de piloto aviador de turismo.
Los horizontes se le abrían y sin descuidar sus actividades comerciales, la aviación le señalaba otras metas.

A raíz de Alas para Chile, la Fuerza Aérea de Chile había decidido dar un renovado impulso a su reserva aérea, organizando cursos para formar oficiales de reserva en diversas bases a lo largo del país. Postuló y fue llamado a reconocer cuartel en la Escuela de Aviación, en la Base Aérea El Bosque en Santiago, obteniendo del mismo su nombramiento de alférez de reserva en Ia rama del aire. Aunque por otro camino, su vieja aspiración de ingresar a la FACh se iba cumpliendo. No pasó mucho tiempo, cuando fue llamado al servicio activo en el Grupo de Aviación i en la Base Aérea Los Cóndores de Iquique, unidad en la cual efectuó el curso de tiro y bombardeo, recibiendo con no disimulada satisfacción su título de piloto de guerra.

Para el había Ilegado el momento de devolver a la aviación nacional, al menos en parte, lo mucho que de ella había recibido. Se presentó a examen ante la Dirección de Aeronáutica, obteniendo primero su habilitación de ayudante de instructor de vuelo y luego la de instructor, dando comienzo a una larga y dilatada labor en su entidad madre, el Club Aéreo de Antofagasta.
En forma paralela, por años ocupó cargos en el directorio y en varias ocasiones la presidencia del mismo. Considerando que no todo había de ser volar por el placer de volar, junto a otros pilotos del club, se abocó a la tarea de habilitar aeródromos al interior de la pampa, especialmente en las cercanías de las oficinas salitreras. Ello les permitió poder trasladar oportunamente hacia la capital de la provincia a personas enfermas o accidentadas, en una época en que los caminos hacia el interior eran precarios o Ilevar hasta allá la ayuda que tanto les era necesaria.
Labor, de la aviación deportiva nacional, hoy en día ya olvidada e ignorada por muchos, que desconocen cuantos sacrificios en vidas y materiales ello cuesta.

Sucedió por entonces que visitó nuestro país, en son de hermandad, una formación de aviones ecuatorianos, uno de los cuales, desgraciadamente, se accidentó en territorio nacional.
Queriendo que tuvieran un feliz regreso a su patria, el Director de Aeronáutica, el general Gregorio Bisquertt Rubio, lo llamó y le solicito que, en un avión del club antofagastino, acompañara a los raidistas hasta Guayaquil. Junto a su alumno Mario Reyes, en un Fairchild del Club Aéreo de Antofagasta, hacienda varias escalas finalmente Ilegaron sin novedad a Guayaquil, ciudad donde los esperaba nada menos que el presidente del Ecuador, Dr. José Maria Velasco lbarra, quien lo paseó en auto abierto por las calles de Guayaquil, siendo ambos aviadores chilenos nombrados ciudadanos ilustres de la misma.

Antes de retornar a Chile, se le ofreció el cargo de instructor de la aviación civil ecuatoriana, honor que a pesar de las ventajosas condiciones económicas que conllevaba, declinó por cuanto estimó que primero se debía a su patria. De regreso, al pasar por territorio peruano, la aviación de aquella nación hermana lo trató con singular cordialidad, pagando todos los gastos en que incurría y brindándole cálidas muestras de aprecio.

Tiempo después, por razones de trabajo, se radicó en Bolivia, donde también hizo instrucción de vuelo y adquirió para su uso personal un avión de instrucción Vultee BT-13, de los mismos que aprendiera a volar en nuestra fuerza aérea.

Al momento de volver al país, al igual que sucediera en Ecuador, se le ofreció quedarse en esa nación como instructor de vuelo, lo que tampoco aceptó. Sin embargo, nada de ello lo alejó, de la FACh y, realizando los cursos respectivos, se mantuvo estrechamente ligado a ella, hasta alcanzar el grado máximo, de comandante de grupo de reserva en la rama de aire.

Se decía que Ia Base Aérea de Cerro Moreno había hecho su segundo hogar. Pero no en vano pasaban los días y en 1983, con casi 11.000 horas de vuelo y habiendo formado solo en Antofagasta 47 alumnos, por razones de salud y de prudencia, consideró Ilegado el momento de bajarse de los aviones. De los aviones, pero no alejarse de la aviación.

Periodista y hombre de radio, tuvo su propia emisora y por años fue columnista semanal de El Mercurio de Antofagasta, realizando por medio de sus páginas numerosas campañas de bien público. Una de las últimas, en defensa del aeródromo La Chimba, cuyo cierre no pudo impedir, permitiendo que sus terrenos fueran ocupados en proyectos inmobiliarios. "Una lástima", decía. "Habiendo tantos otros terrenos, se priva a Antofagasta de contar con un aeródromo de alternativa para la aviación civil ante un cierre imprevisto de Cerro Moreno..."

Hombre multifacético, participó en muchas otras actividades, desempeñando también en ellas labores directivas como lo fueran de presidente del Rotary Club, presidente de Ia sede zonal del Instituto Nacional O’Higginiano, Alguacil de Carabineros, Brigadier Mayor de la Escuadrilla "Águilas Blancas" de Antofagasta y muchas otras que, por modestia, prefería no mencionar.

Hijo lustre de Antofagasta, recibió innumerables distinciones, entre otras, el nombramiento de Miembro Honorario del Círculo de Coroneles de Aviación, el premio "Clodomiro Figueroa Ponce" que le otorgara Ia Federación Aérea de Chile y la condecoración "Cruz al Mérito Aeronáutico", que en su pecho prendiera la Fuerza Aérea de Chile.

Uno de sus mayores orgullos era que hasta cumplir cien años, mantuvo vigente su licencia de conducir.

Hombre de una claridad mental envidiable, hablar con él era recorrer las páginas de Ia historia de Antofagasta por alguien que las había vivido. Oportunidades, en que no pocas veces su vista se nublaba, al recordar a tantos camaradas aviadores que habían partido al mas allá y con quienes compartiera en los cielos de la patria.

Don Juan, cercano a los 104 años de edad, falleció. Fue en pleno sueño, suavemente, para no despertar a su familia y seguramente para decirle que había Ilegado el momento de emprender vuelo, ahora hacia la eternidad.
Estando en Croacia, Sutivan, el 18 de septiembre de 2016, en una tienda de souvenirs, con vinos y aceites de oliva, me atendió una linda jovencita a la que pregunté si era la dueña a lo que llamó a un señor bien amable quien me preguntó mi nombre y procedencia.
Al hacerlo se rió me dijo "yo soy Ivo Ljubetić y por lo que podríamos ser parientes". Enseguida nos pusimoa hablar de posibles ancestros en común preguntándole yo si tenía algún libro con ún árbol familiar, el que no logró encontrar por lo que el parentezco quedó inconcluso.
Al preguntarle por el aceite de oliva me pidió que lo acompañara a la parte trasera de la tienda, donde tenía toneles de distintos aceites. Le comenté que a mi abuelo, Drago Ljubetić, le podría gustar el más fuerte, por lo que me dio a probar el que consideraba el más apropiado de su stock que encontré perfecto para mi abuelo.
Luego de esto, don Ivo, buscó una bonita botella de cerámica especial que llenó con ese aceite y luego selló, diciéndome: "toma un regalo de parte mía para tu abuelo”.

El año 2017 pude ir de nuevo a Croacia, esta vez con mi polola. Visitamos a don Ivo y le llevamos algunas poleras de Chile de regalo. Nos orientó de todo lo que podíamos hacer, nos invitó un café y nos dijo que si necesitábamos bicicletas pasásemos a su puesto de turismo aventura donde podíamos arrendarlas.
Con sorpresa cuando fuimos, don Ivo había dejado encargado que podíamos arrendar lo que quisiéramos sin costo alguno.

Fue un agrado que una persona completamente para mo desconocida, con la que sólo compartimos un apellido, fuera tan espontáneamente bondadosa y simpática. Sin duda esperamos ir con más tiempo para poder ver y compartir nuevamente con don Ivo, una persona espectacular. VIVA CROACIA.
Mi abuelo Ante Mikačić Svojnac, nació en el Pueblo de Postira en la Isla de Brač, un 18 de Octubre de 1898, hijo menor de Mate Mikačić Jelinčić (1851) y Mandirni (Magdalena) Svojnac Santić (1859), familia numerosa, formada por sus hermanos Antica (1887), Matij (1889), Jure (1889), Tomica (1892) y Simun (1894).

La idea de buscar mejores horizontes y abandonar la dura y rocosa isla, de los olivos, vides y los esforzados asnos, fue creciendo en la mente de mi bisabuelo Mate, causada por el temor de la dominación de su Dalmacija por parte del Imperio Austro Húngaro, regida por el Káiser Franz Joseph I, que años antes se había paseado por el Jadransko More en su yate "Miramar", junto a la mítica Princesa Sissi, Elizabeth de Austria.
Se sumó a estas preocupaciones, el temor de ser llamados a realizar el servicio militar en este ejército extranjero e invasor de su tierra natal, la pobreza de su vida en Postira y la plaga de la Filoxera que asoló las vides de la Isla, golpeando a las familias obreras que dependían de ello.

Un día después del nacimiento de mi abuelo Antonio en Postira, mi bisabuelo deja el puerto de Supetar, cruzando en un vapor el Brački Kanal rumbo a Split, acompañado de su hijo Jure, aventurándose hacia esa América mítica y lejana... para siempre.
En un Parobrod (Vapor a carbón) de la Compañía Braća Rismondo, en cubierta y recibiendo la brisa fresca del viento Bura, que ya comienza a sentirse en el Adriático a comienzos del otoño europeo, mi bisabuelo se aleja de su tierra, para iniciar una nueva en la Patagonia Chilena.

El puerto de Génova, un 8 de noviembre de 1898, vio a un padre con su hijo mirar nostálgicamente la tierra que se alejaba, ambos con la vista perdida en el horizonte, como tratando de ver a su Mandirni, que quedaba sola, con los otros cinco niños sobre sus hombros en la Isla croata.
El vapor "Bethania" de la Línea V Hamburgo, Genova, Barcelona, Cádiz, Chile, Perú, llevaba su carga de inmigrantes que iban a hacerse la "América".

No sé cómo sobrevivió mi esforzada bisabuela, entre los años 1898 y 1903. Supongo debe haber trabajado mucho para mantener a cinco hijos. con escasez de alimentos, creciendo en la casa de piedra, junto al mar, en la calle Zastivonje número 3.
Las olas y el Bura soplando afuera deben haber parecido muy amenazantes sin Mate a su lado. Debe haber sido una gran mujer, silenciosa y luchadora por su familia.

Cuando el "Bethania" entró en el Estrecho de Magallanes, después de 2 meses de navegación y hacinamiento en los camarotes de tercera clase, el viento gélido del oeste debe haber quemado la cara de mi bisabuelo y su hijo.

Punta Arenas, la colonia penal y naciente poblado del fin del mundo, les debe haber dado una helada bienvenida. No sé en qué trabajó mi bisabuelo pero cuando obtuvo su primera cedula de identidad en 1922, en ella figura como profesión "Jornalero".
No me imagino cómo se habrán comunicado con su esposa y madre, en ese tiempo. Por carta supongo, porque no existían los medios de comunicación actuales, el telégrafo estaba recién en pañales. Lo mismo, cómo le habrán enviado dinero. ¿Libras esterlinas?

Finalmente, el gran día llegó, un 3 de diciembre de 1903, mi bisabuela Mandirni (Magdalena), con sus cinco hijos, entre ellos mi abuelo Ante, de tan solo 4 años, dejan Postira, y se embarcan en Supetar, tras los pasos de mi bisabuelo Mate. El Puerto de Trst (Trieste) los vio alejarse para siempre desde su invadida Hrvatska. Sin saber que pocos años después el Gran Imperio caería, para que su tierra se transformara en el Reino de los serbios, croatas y eslovenos.

La vida de la familia en Punta Arenas fue modesta y esforzada pero, al frio externo, se opuso el calor del amor de la familia que se vivió al interior de la casa. Mis bisabuelos eran analfabetos, por lo cual quisieron poder darles una buena educación a sus hijos. Mi abuelo Antonio, realizó sus estudios en la Escuela Salesiana Don Bosco y posteriormente en el Liceo de Hombres de Punta Arenas.
Junto a su hermano Šimun (Simón) se aventuraron a trabajar como peones en estancias de la Patagonia Argentina, entre los años 1922 a 1923, en las cercanías del lago Cardiel y Strobel. Mi abuelo fue aprendiz de carpintero en sus inicios, luego tuvo su carpintería propia.

Sus inquietudes deportivas lo llevan a integrar el grupo gimnástico de la "Sokolana" y el de la rama de ciclismo, participando en eventos internacionales realizados en Río Gallegos, Argentina, donde obtiene el trofeo de la competencia de los 20.000 metros.

Su vocación de servicio lo impulsan a ingresar, en 1921, a la Cruz Roja Chilena de Punta Arenas, tiempos aquellos de cabalgaduras y arreos, esfuerzo y sacrificio.
En el año 1922, se incorpora a la Cuarta Compañía de Bomberos, por entonces de denominada "Bomba Dalmacia", cumpliendo un total de 69 años de servicio en 1991, el año de su muerte.
En la Cuarta Compañía de Bomberos "Hrvatsko Dobrovoljno Vatrogasno Društvo Broj Četiri", desempeñó los cargos de Teniente, Capitán, Director, recibiendo todos los premios que otorga el cuerpo de bomberos y, finalmente, es designado Director Honorario de la Institución.

En 1929 contrae matrimonio con mi abuela, Elena Dasenčić Harašić y, producto de esa unión, nacen tres hijas, Krasna, Divna y Neda, mi madre.

En 1949 es distinguido por la Municipalidad de Punta Arenas con la medalla municipal, y el año 1959 el Supremo Gobierno de Chile le confiere la Medalla al Mérito "Bernardo O´Higgins" a los extranjeros destacados.

En el año 1987 es nombrado Socio Honorario del Club Yugoeslavo de Punta Arenas, en mérito a su dilatada colaboración con la Institución, recibiendo el Diploma el 5 de Diciembre de 1987 en el Teatro Municipal.

Siempre admiré la vida esforzada de mi abuelo que, a pesar de no haber tenido una profesión, se esforzó por entregar a su familia una buena educación y un ejemplo de trabajo, esfuerzo y dedicación.
Yo fui su primer nieto varón y en mi vio cumplirse varios de sus sueños que, por haber tenido solo hijas mujeres, no había podido desarrollar. Cuando me quedaba a dormir en su casa y se daba las buenas noches, luego de repetir una oración sencilla en croata, me preguntaba: “¿y, mañana qué?”, a lo que yo debía contestar: “A trabajar”.

En su juventud, fue carpintero, hasta que llegó a tener su propia carpintería. Posteriormente se dedicó a cultivar lechugas, tomates y vegetales en invernaderos, productos que entregaba al supermercado "COFRIMA" y otros de la época.
Finalmente, en los años 1970 al 91 se dedicó a la avicultura, convirtiendo los invernaderos en criaderos de pollos.

Cuando estuve en su natal Postira, en 2014, pude sentirme envuelto en esa especial atmósfera, por ese recibimiento cariñoso de los parientes que se quedaron, por esos sabores de las comidas preparadas con cariño, por esas olas cristalinas, que aun golpean suavemente las paredes de la casa de Piedra de Zastivonje 3, por ese Bura que aúlla desde las montañas que rodean Split, por esa Iglesia que aun llama a los feligreses desde los tiempos de mi abuelo, por esa forma especial de vida, sin grandes aspiraciones, por los productos cosechados en la quinta propia, por el aceite de oliva, por el vino fabricado por el tío Pero Mikačić, en el sótano de su casa.

Caminando por sus calles empedradas, me encontré de nuevo con mi abuelo, el que se quedó para siempre en mi corazón.
Extractado de su libro Halcones en mi alma".

Escuché por el altoparlante que en media hora estaríamos listos para el aterrizaje, miré a través del doble vidrio de la ventanita del avión, ubicada a mí costado derecho y las nubes se disiparon rápida y vertiginosamente para mostrarme la más hermosa obra de arte jamás pintada. La mágica combinación de colores que exhibió ese día la naturaleza, para causarme una grata impresión, logró con creces su objetivo, la descripción que escuché tantas veces en mi vida, era real. Los techos rojos de las casas adornando el verde paisaje me dieron la bienvenida a uno de los lugares más hermosos de esta tierra, la tierra de mi padre.
Sabía que aunque lo hubiera intentado no habría logrado hablar. Los pensamientos se enredaban, se estrellaban agitados, se confundían entre el pasado y el presente.
Cualquier intento por pronunciar alguna palabra no hubiese sido más que un balbuceo poco entendible. Mi mente estaba funcionando impulsada por los latidos de mi corazón, que se percibían tan apresurados que era capaz de escucharlos. Tanto pensé en ese maravilloso momento, tanto lo había anhelado, que no existían palabras que permitieran describir la magia que envolvía el entorno. Ya no era necesario tratar de recordar lo prometido a mi padre, tenía demasiado claro a lo que había ido.
Me tomé imaginariamente de su mano acogedora, segura, tibia y protectora, para bajar con ansias retenidas la escalinata del avión. No debía llorar, no quería defraudarlo, no quería estropear la magia que estaba viviendo en ese instante tomada de su mano.
Quería que me guiara una vez más en uno de los momentos más importantes de mi vida: “Papito, llegamos, el avión ya tocó la losa del suelo croata. Gracias por traernos a mis hermanas y a mí a este lugar, a este punto tan definido del planeta, a su casa, a su gente, a nuestras raíces, a mirar con los ojos lo que juntos mirábamos con la mente durante tanto tiempo. Guíeme día a día, déjeme caminar sobre sus pies como cuando era pequeña y yo bailaba subida en sus zapatos, ponga las palabras necesarias en mi boca para decir y representar lo que usted quiera, úseme de instrumento para cerrar finalmente este doloroso círculo que dejó abierto con su partida, no se mueva de mi lado para que toda esta pena arrastrada por tantas décadas comience a transformarse en alegría, para que sea el inicio de una etapa de amor y de encuentro con la familia y con la tierra”. Me di cuenta que no cumplí lo prometido ya que una lágrima se escapó sobre mis mejillas en contra de mi voluntad y la siguieron presurosas varias otras que no logré retener.

Traté de disimular el dolor que oprimía mi pecho para no explotar en un llanto incontenible en el momento en que debía presentarme en Policía Internacional. Me solicitaron de una oficina para contestar un interrogatorio que me pareció interminable con una mujer poco amistosa con los turistas. Su cara agria, su desconfianza y sus preguntas absurdas respecto de nuestra estadía en Yugoslavia, me hicieron sentir poco bienvenida. Contesté todo su interrogatorio hasta el momento en que se puso de pie para retirarse sin despedirse. Por suerte no volví a verla. Luego de aquello, debí enseñar por segunda vez la documentación a otro funcionario del aeropuerto, quien volvió a formularme muchas de las preguntas que ya había contestado a la mujer hacía treinta minutos. Estaba ocupada en ese tedioso trámite, mientras mis hermanas Ljubica y Catalina esperaban el equipaje, cuando repentinamente se abrió una enorme puerta blanca para dejar frente de mí a casi toda mi familia. El hombre que me hacía las preguntas en ese instante, se dio cuenta de la situación que ocurría, seguramente lo intuyó porque había dejado de prestarle atención, entonces me dijo que todo estaba conforme y que me podía retirar. Grité desde lejos el nombre de uno de ellos: “¡¡¡Josooo!!!”.

Con la mirada quería abarcarlos a todos, pero no me eran suficientes dos ojos, corrí hacia ellos sintiendo que no era lo bastante rápida y que cada segundo se hacía eterno. Era ese el momento que había esperado toda mi vida, había llegado el instante de abrazarlos uno por uno, comenzando por mi tía Anica, si es que podía. Estaban todos dispuestos ordenadamente, quería empezar a saludar de izquierda a derecha ya que veía a mi tía en tercer lugar, de ese modo podría llegar a ella más rápido y quedarme detenida ahí, apretándola muy fuerte. ¿Nos llamaría“tetkina djeca” (niñas de su tía) como nos decía en cada una de las cartas que le enviaba a mi papá?. Todo lo que soñé mil veces que haría al mirarla por primera vez a los ojos se me había olvidado, entonces comencé a avanzar hacia ellos con mis temblorosas piernas y los dejé tomar la iniciativa. Al encontrarme a unos cincuenta centímetros, vi que absolutamente todos mis primos estaban llorando, sólo mi tía Anica perma¬necía erguida cual soldado en posición firme con la vista fija en mí. Ella nunca salía de su pueblo en Lika y había ido excepcionalmente a Zagreb en esa oportunidad a recibir las semillas de su amado hermano. La miré detenidamente a los ojos y percibí que una lágrima estaba forcejeando entre sus pestañas a punto de deslizarse por sus mejillas, porque frunció el ceño con mucha amargura para evitar que eso ocurriera. Me tomó silenciosamente la cara entre sus manos, me palpó con cuidado y sin apuro la frente y la nariz, me observó casi sin pestañar, acto seguido llegaron con las maletas Catalina y Lju¬bica e hizo lo mismo con ellas, luego moviendo su cabeza nos dijo: “Tetkina djeca” (las niñas de su tía); por un segundo regresé a mis recuerdos, a sus cartas, a la perenne ilusión de mi padre por volver a verla. Nos abrazó y olvidó su autocontrol soltando un llanto des¬esperado. Se preguntaba mil veces: “¿Zašto Bože moj, zašto? (¿Porqué Dios mío, porqué?).

El resto de la familia se disputaba el turno para saludarnos, entre ellos Pero Vukelić, de quien no teníamos referencias anteriores ya que era primo hermano de nuestros primos, pero sabía mucho más de nosotros que nosotros de él.

Si en algún momento nos habíamos preocupado del maquillaje de nuestra cara para el primer encuentro, de eso ya no había nada, ya no sabía si las lágrimas que cubrían mi rostro eran mías, de mis hermanas o de mis primos, daba igual, llorábamos por el mismo motivo y yo enjugaba las lágrimas de ellos y ellos las mías. Era una avalancha de cariño, las preguntas no las alcanzaba a contestar cuando venían más y más preguntas. Todos hablaban al mismo tiempo. Me percaté que éramos un espectáculo para el resto de las personas que transitaban por el aeropuerto. Si bien no se encontraba mi padre físicamente entre nosotros, se sentía en el ambiente su presencia, junto a toda la familia, su nombre era pronunciado a cada instante.

Que maravilloso hubiese sido observar su rostro al reunirse con sus hermanas y mirarlas a la cara por primera vez después de más de cuatro décadas de ausencia. Confirmé que si estaba viviendo un momento de esas características era porque él había sembrado mucho amor, porque nunca perdió la capacidad de soñar, y ese sueño que mantuvo cautivo e in¬tacto durante toda su vida se veía coronado por una mágica realidad.
En mi último viaje a Croacia, hace poco más de un mes decidimos, con mi señora María Inés, viajar desde Zagreb a Split en tren, ya que nunca antes lo habíamos hecho en este medio, el que sale temprano de Zagreb para llegar tipo mediodía a Split.
El tren consistía en dos vagones modernos, uno para 36 pasajeros y el segundo, de mayor capacidad, cuyos asientos no conté.

En el trayecto el paisaje es entretenido porque recorre el interior, muy verde, bastante boscoso y harta bruma, tiene servicio de bebidas y alimentos para los viajeros, pero se detiene en varias partes, al parecer sin sin razón alguna, lo que hace que el viaje sea muy lento.

Pero lo notable de este viaje es que en nuestro vagón viajábamos 5 personas y en el vagón posterior, 6, un total 11 personas para un tren que estimo de unos 100 asientos en total, obviamente por el alto valor del pasaje.

Resulta inexplicable que este tren carezca absolutamente de publicidad para tantos turistas que viajan del centro de Europa a Zagreb para de allí conocer la costa dálmata que, con una rebaja en el valor del pasaje, podría tener una mucho mayor utilización que cubriría, seguramente, el enorme gasto que significa mantener un transporte como éste.

Los que realmente queremos al país de nuestros ancestros tenemos la obligación de manifestar no sólo lo bueno sino también sus deficiencias.
"De día sacábamos sal, se limpiaba la sal, que no tenga piedrecillas y cargábamos una carreta tirada por un mulo. Era, más o menos, como dos kilómetros de abajo hasta la línea (ferrocarril).
Yo con mi compañero teníamos que cargar dieciseis sacos en cada carreta y cada saco pesaba término medio ciento veinte kilos, ocho él y ocho yo, era por parejo. Después llevar el macho (mulo) con la carreta, los dos tirábamos hasta llegar cerca de la línea. Para subir hasta ella teníamos que colocar un tablón y subir por él hasta la línea los ocho sacos cada uno. Cuando tocaba de madera era muy pesado, de fierro era más liviano. Cada carro (vagón) hacía cuatrocientos sacos.

Trabajé así como dos meses y, tanto de noche iba yo con otros más a llevar los sacos, hasta la amanecida, llenábamos ciento veinte sacos y la sal comía los zapatos. Así que lo que teníamos que hacer era usar la alpargata y después envolverla en el saco, cortar el pedazo de saco y volverla a amarrar porque traspiraba, la misma sal y humedad, entonces le comía, le partía los zapatos. Fue una vida dura, yo después me acostumbré”.
En visita a mi hija, radicada en la isla de Korčula, tuve la oportunidad y el ánimo de participar en la II versión de carreras de burritos (tovarijada), que se realiza en el balneario de Prizba de la isla, representando a los descendientes de croatas de Chile y a nuestro círculo (CPEAC).

En el evento participaron 39 competidores, en 5 categorías según la edad, veraneantes de diversas partes de Croacia y 6 extranjeros de Polonia, Bélgica, República Checa, Bosnia-Herzegobina, Italia y Chile, resultando yo tercero entre 7 participantes en la categoría mayores edad.
En las noticias regionales, se destacó mi participación, por provenir de un país tan lejano de Croacia, como lo es Chile.

Viví momento de mucha emoción y también alegría que quise compartirlos en Chile de regreso de mi viaje.
El barco no llegó al espigón por lo que nos trasladaron en un bote a motor hasta éste. Incluyéndome, éramos cuatro jóvenes y un caballero más de edad que tenía un cuñado que trabajaba en Punta Negra y veníamos todos terniados con maleta hasta el muelle. Llegamos como a las 8 de la noche, entonces dijo: "mire cuñado allá tenemos que ir bien presentarse, porque hay un gerente en un hotel muy grande”,- bien- ,le dijimos.
Entonces nos embarcamos en dos autos. Cuando llegamos allá nos empezamos a enterrar los zapatos en la arena y llegamos a una bodega, como de aquí a la esquina, y ahí estaban yugoeslavos, peruanos, chilenos distintas clases.

Cómo vivía esa gente, usted no tiene idea, un catre de palo y un saco doblado, tapado con la frazada y habían otros con sacos de papas. Cuando vimos nosotros el “hotel”, era una barraca donde están los tanques de petróleo, más pa’llá.
Entonces me tocó a mi con un paisano en un catre de una plaza (yo tenía 17 años) y tenía que estar de lado para no molestarlo y las pulgas me comían más, así que al día a levantarse todo comido de pulgas, a bañarse, agua había al lote, no habían baños”.
Por el año 1986, en esa época Yugoslavia, recorrí la península de Pelješac, donde nació mi padre, encontrándome con su hermano menor, Jozo, sus dos hijos Ivo y Nada y Franica hija de su hermano mayor, Niko. En Janjina, pueblo donde había nacido mi padre, me mostraron su casa y pude recorrer sus pueblos vecinos como Drače, Sreser, Pijavičino, Kuna, Orebič, llegando hasta la Isla de Korčula.

Mi tour siguió por la isla de Brač, deteniéndome en Postira y Pućišća, pueblos de donde eran oriundos mis nonos maternos Gero y Francisca, respectivamente.
En Pućišća quise averiguar datos familiares de la nona, no encontrando parientes hasta que apareció un Sr. Martinić, más menos en esos tiempos de mi edad, con el cual trabé una gran amistad hasta que, casi al final de mi visita, nos dimos cuenta que en realidad no éramos parientes, lo cual en ningún caso mermó nuestro mutuo aprecio.
Una de las cosas que hice en Pućišća fue buscar el certificado de bautismo de la nona Francisca el que, luego de mucho hurgar, por fin ubiqué. Estaba escrito en latín, como se acostumbraba en esos tiempos y lo que descubrí fue que la nona, que creíamos había fallecido a los 63 años, (por no tener documentos de ella en Chile), en realidad nos dejó a los 67.
En esa búsqueda tuve la ayuda del párroco del pueblo, "Don" Ivo Mihovilović de quien me hice amigo. Y una de las cosas que recuerdo de él, como algo muy simpático, es que, dirigiéndose a mí en croata, idioma del cual tengo algún conocimiento, sobre todo por el lado de mi padre, quien hablaba algo distinto a como se habla en la isla de Brač, cuando entraba alguna Sra. a donde estábamos, cambiaba rápidamente su dicción y lo hacía "po Bračku".
También me recuerdo que "Don" Ivo, estaba muy afectado porque, justamente unos días antes de nuestra junta, alguien había robado de la iglesia una antigua y muy valiosa pintura. Bastante tiempo después, puesto que nos manteníamos en contacto por carta, enviándome él periódicamente, un ejemplar de la publicación "Bračka Cerkva", me enteré con alegría que la pintura robada había sido recuperada en Alemania.
Otra cosas de las que me acuerdo de Pučisća es que, una madrugada, tipo 4 AM, en que volvía de una reunión con la familia de mi amigo Martinić, dirigiéndome hacia la "pansion" en que alojaba, pasé delante de la panadería del pueblo. Allí me detuve un momento porque justo estaban cargando un camioncito con canastos de pan, seguramente, para repartirlo. Al verme unas de las personas abocada a esa tarea, muy atentamente, se acercó a mí regalándome un gran pan, lo que obviamente provocó mi mayor agradecimiento y la alegría de que en este hermoso pueblo se produzcan situaciones como éstas.

De Pučisća pasé a Postira, pueblo vecino, en el que esperaba encontrar algún pariente por el lado de mi nono materno.
Luego de hacer varias consultas, pues conocía el "nazimak"del nono, (apodo que usan las diferentes familias croatas que las diferencian unas de otras y que agregan al apellido paterno, al no usar el materno). El de mi nono Gero esa Halaburić.
Así llegué a una campito donde se encontraba un Sr. ya mayor junto a un burrito, trabajando la tierra. Al presentarme me di cuenta que su recepción hacia mi persona fue algo recelosa. Cuando le expliqué que el único motivo de mi visita era conocerlo a él y su familia como parientes asegurándole que, en absoluto, estaba viendo la forma de pretender el reclamar alguna herencia. Con eso bastó que me invitara a su casa donde participé en una muy agradable reunión familiar con un opíparo almuerzo rodeado del cariño de los Matulić "Halaburić".
Los primeros inmigrantes apellidados "Mimica", llegarían a Tierra del Fuego por el año 1890, y estos serían Petar y Bartol Mimica, que volverían a la tierra paterna. Después vendría una legión de Mimica.

Así comenzaron a llegar Petar, Pave, Luka, Stipe, Jure, Miće, Nataljo, Ivo, Antonio, hasta mas allá de fines de siglo. Algunas generaciones futuras de la estirpe se ramificarían y confundirían su apellido paterno y materno, fusionando el nombre único de Mimica (p.ej. Juan Mimica Mimica).

Los "Mimica" proceden del pueblo de Mimice, dependiente de la comuna de Omiš, en la Dalmacia continental, lugar que daría origen a tantos miembros de la colectividad croata fueguina. Sus habitantes, según una costumbre antigua ragusense, leerían su árbol genealógico los días de año nuevo. Casi todos se llamarían Mimica, cuyo nombre tendría una sugestiva tradición legendaria.

Anteriormente, en el año 1700, la cabeza de un hombre sería puesta a la venta por los turcos, por sus agitaciones libertarias entre los subyugados por el sultanato de Constantinopla. Escapando de la persecución, llegaría a Svinisce, donde se casaría con una doncella de singular belleza, de la que tendría dos hijos: Tadeo y Miće. La descendencia de Tadeo corresponderia a los "Tafras", mientras que Miće, atravesando los montes dináricos, llegaría a las costas del adriático, y fundaría Mimice, cuya estirpe se encuentra en todos los continentes.
Recientemente, en Mayo pasado, cumplí un sueño, que tenía hace años, y que era conocer las tierras de mis abuelos.
Mi abuelo paterno llegó a Chile en 1892, a los 17 años, proveniente de Stari Grad en la isla Hvar, frente a Split.

Ingresé a Croacia proveniente de Ancona en Italia, cruzando el Adriático en ferry en un viaje que dura toda la noche.
Amanecí en Split, ciudad-puerto encantadora con una costanera fenomenal en que cuando sale el sol llega mucha gente. Allí, en el casco antiguo, está el Palacio Dioclesiano que, para imaginarse el tamaño, son como unas 6 a 8 manzanas llenas de construcciones de piedra con calles peatonales estrechas, en que vivió el emperador Dioclesiano sus últimos años (siglo IV DC). Hoy todo ese laberinto son tiendas, museos, restaurants, exposiciones, etc.

Desde Split salen diariamente muchos recorridos en ferries, catamaranes y otros navíos a distintas ciudades-puertos de los alrededores, recorridos y frecuencias que se incrementan en el verano.
En mi caso tomé un ferry a Stari Grad (que significa ciudad antigua), un viaje muy agradable de un par de horas. Stari Grad es un pueblito de unos 2000 habitantes que se ubica en la última milla de una entrada de agua de unas 4 millas, a la isla Hvar. Sabía que era una ciudad muy linda, pero no me imaginaba que tanto. El casco antiguo con casas de piedra, varias iglesias, pasajes angostos,construcciones que vienen del 1400 o antes. Y al frente un bosque con casas modernas de los últimos 40 años. Un lugar ideal para quién quiere relajarse, tranquilidad y naturaleza, o sea, para quién quiere escaparse de las grandes ciudades.

Posteriormente me fui en bus a Dubrovnik, en el extremo sur del país, quizás la ciudad más famosa turísticamente hablando de Croacia. Es un viaje de unas 4 horas, la mayor parte de el cerca de la costa. Una ciudad muy linda y especial, ya que el casco antiguo con su puerto está rodeado de una gran muralla, como se aprecia en las fotos. Muchos y grandes hoteles en las varias bahías cercanas.
Después de un par de días en Dubrovnik volé en Croatia Airlines a la capital del país, Zagreb, un viaje de algo más de una hora. Es una ciudad de alrededor de un millón de habitantes, que no tiene Metro pero si tiene una gran red de tranvías eléctricos. Aquí destacan lo verde en su gran cantidad de parques con sus fuentes y monumentos, y la arquitectura de sus edificios públicos.
Desde Zagreb es muy cómodo moverse a otras ciudades y países Europeos en tren. En este medio salí de Croacia con destino a Ljubljana en Eslovenia.

Hay mucho por recorrer de la tierra de nuestros antepasados. Pero lo recorrido me dejó la sensación de un país muy lindo, atractivo y de gente muy amable, en que hay bastante por descubrir, conocer y turistear.

Cada vez escucho más de personas que conocen otros países de Europa y no Croacia, pero que han escuchado de las maravillas del país. Como decimos en Chile, la bola ya se está corriendo.
Ayer (16-4-2014), participé en "BARABON o BARABAN", tradición medieval que mantienen algunos pueblos del Mediterráneo en el marco de los ritos de Semana Santa.
Consiste en cánticos, apagando las luces y velas de la iglesia para terminar en oscuridad, culminando la ceremonia con un golpeteo con palmas de mano (antiguamente con elementos contundentes), en el banco donde uno está sentado.

Se hace como parte de ser "cómplice" de latigar a Jesús Cristo en su camino a la cruz. Esta es la última actividad antes de la procesión de "Vía Crucis" en Jelsa (ciudad declarada por la UNESCO como patrimonio de la humanidad), procesión que parte en vísperas del Viernes Santo, a las 10 de la noche, recorre 5 pueblos (25 km) en toda la noche, para volver a Jelsa mas o menos a las 7 de la mañana.

Dependiendo de las condiciones climáticas pueden a veces participar dos o tres mil personas, e incluso creyentes provenientes de toda Europa, Asia y de otras partes. ¡Es un acontecimiento único y sobrecogedor!
Mi abuelo, Frane Ljubetić Zuanić, junto con su primo hermano, Policarpo Lukšić Ljubetić se vinieron a Chile y se radicaron en Calama.
Policarpo se casó en Calama con la hija del defensor boliviano Abaroa.

Mi abuelo Frane, que había dejado en Sutivan a su esposa, Lucija Rendić Jutronić, con sus dos hijos, (mi papá Juan y mi tía María), luego de un tiempo, los trajo a Chile junto a un sobrino, hijo de su hermano (creo que Mateo Rendić Jutronić).
Este sobrino era Antonio Rendić Ivanović, "el Doctor Rendić", mi apoderado en el Colegio San Luis durante mis estudios de secundaria. Con él tuve siempre grandes conversaciones, especialmente porque era muy unido a mi papá, quien siempre le ayudó en las cosas prácticas, ya que el Dr. era muy poco dado a lo práctico.
Mi papá estudió en Escuela de Minas de Antofagasta mientras que Antonio se fue a estudiar medicina a Santiago.

Ya recibido de médico, con las mejores distinciones, el doctor me contaba sus experiencias de joven en Santiago, donde fue hasta ateo y masón. Luego se convirtió al catolicismo a tal punto que hace poco, cuando falleció mi hermano Vladimir, cuya misa fue en la catedral de Antofagasta, (a la que yo no había entrado por muchos años por no viajar a esa ciudad por largos períodos), tuve una gran sorpresa.
Al recorrer el ala derecha de la catedral, me encontré con una enorme foto del doctor, enmarcada en un cuadro y en una mesa, debajo, con también un enorme libro, en el que había firmas, nombres, historia de milagros, etc. pues estaban postulando a mi tío para Santo.
Recuerdo de mi viaje a Croacia que me regaló mi marido para mis 60, en un catamarán, junto a un matrimonio amigo.

Fue en junio de 2011. El capitán del barco, un joven llamado Neven, se dio cuenta que yo era descendiente de croatas y sabia por qué nos habíamos embarcado por lo que propuso celebrar mi cumpleaños en la isla - Vis - donde nació mi papá y quedamos de acuerdo que así lo haríamos.
Fue una comida genial, en un lugar precioso, con parrones y una cava de vinos antiquisima.
En unas ollas de fierro, que tapaban con brasas, pulpos y cordero. Yo elegi pulpo, que era lo que cocinaba mi papá. Fue como retroceder en el tiempo pues el sabor era el igual. Después trajeron una torta, hecha ahi mismo, y todos me cantaron cumpleaños feliz en croata, (supongo ).

Fue muy emocionante, me lo lloré todo. Es el mejor regalo que he recibido en esta vida.

Poesía de socios del CPEAC

Hablar sobre Croacia, a veces resulta algo muy intenso por tantas emociones encontradas. Para ser breve, quiero decir que tengo una confesión que compartir.

En mi reciente viaje a Croacia me di cuenta de algo que se me reveló muy claramente. Esto es, que la poesía en Croacia no se escribe ni se inventa, solo se descubre. Se descubre, porque las metáforas fluyen espontáneas, con el suave rugir del Adriático cristalino, con sus olas esmeraldas. Flotan en el viento con el aroma de la lavanda, con la música de sus Klapas, con el sentir del dulce sabor del vino en mi garganta.

Cuando te desplazas por los mismos caminos por los que transitaron los abuelos y abuelas, al caer la tarde de un cálido día de verano, el canto de los grillos compitiendo con el incesante parpadear de las estrellas lejanas, es poesía mágica.

En lo profundo de la tierra descubro otra potente metáfora, donde las raíces ocultas de los olivos centenarios hacen posible que broten las aceitunas de sus ramas, como los cuerpos de nuestros valientes soldados, que yacen bajo esa tierra bendita, nos regalaron con sus vidas el poder seguir amando siempre, sin descanso, a una libre y maravillosa Croacia.

Así Croacia es una poesía viva, basta con pisar su tierra para sentirla con fuerza y, sin ser poeta, descubrirla solamente con todos nuestros sentidos, para nunca olvidarla.
Pablito vivía en el campo con esa inocencia que tienen los niños que se crían lejos de las ciudades.

Le gustaban todos los animales pero sobre todo los caballos a los que podía pasar mucho tiempo observando, descubriendo en ellos su manera de caminar, su pelaje, sus colores, sus movimientos. Y se divertía poniéndole nombres a cada uno, que él mismo inventaba.

Y un día descubrió que una de las yegüitas, a la que había bautizado con el nombre de “Zandunga”, estaba con su guatita como un poquito inflada. Y cada día notaba que estaba más y más inflada.

Por eso, preocupado, pensando en que podía estar enferma, le preguntó a su mamá:
“¿Mamá, que le está pasando a la “Zandunga” que está como hinchadita?” “Nada malo Pablito, solo que pronto va a ser mamá y lo que tiene en la güatita es un potrillito que está creciendo en ella cada día más, hasta que esté lo suficientemente grande como para nacer”.

Así Pablito quedó más tranquilo pero ahora muy pendiente de cuando iba a ser el día de ese nacimiento.

Cuando el potrillito nació quedó muy sorprendido porque éste tenía unos hermosos colores blanco y negro, que formaban como cuadritos en su pelaje, los que no nunca había visto en el resto de los caballos que formaban la tropilla.

“Mamá, mamá, nació el potrillito de “Zandunga”. Estuve pensando qué nombre le voy a poner y el que se me ocurre es “Cuadritos” por los colores blanco y negro que tiene”. “Mamá, ¿y por qué tiene esos colores si ningún otro caballo los tiene?”. “Porque su papá es el más negrito de la tropilla y “Zandunga” es blanca como un copo de nieve”. Y “Cuadritos” se convirtió en el regalón de Pablito al que alimentaba, a veces a escondidas, con terrones de azúcar, pedacitos de zanahorias y otras golosinas que le gusta a los caballitos, que “Cuadritos” comía de su mano. Tanto fue el regaloneo que “Cuadritos”, cuando Pablito salía a caminar por el campo, lo seguía como un perrito.

Pablito sabía que, cuando los caballitos eran ya grandes, para poder montarlos había que amansarlos y, al ver cómo lo hacían, le daba mucha pena porque parecía que los veía sufrir.

Por eso decidió que nunca iba a dejar que eso pasara con “Cuadritos” y él mismo se propuso “amansarlo” pero con caricias y regaloneos.

Un día los papás de Pablito vieron, muy sorprendidos, que Pablito estaba montado en “Cuadritos” y se asustaron pensando en que se podía caer y lastimar.

“Pablito, ¡Cuidado que “Cuadritos” puede corcovear y tirarte!”.
“No, papá y mamá, “Cuadritos” nunca me va a tirar. Yo con puro cariño le enseñé que, si yo quería andar en él nunca me iba a pasar nada malo. Así me aceptó y es por eso que puedo andar en él siempre seguro.

“Cuadritos” vivió muchos años hasta que se convirtió en viejito siendo siempre el leal amigo y compañero de Pablito.

Quiero que cada kilómetro
Te hable con gozo
Se levante de sol
Y brille en tu corazón.

Hoy me volví padre
Las noches derramadas en mis ojos
Ahora ríos de un solo mar
Tocan alegres las aguas de Brač.

Hoy me volví padre
Esta noche en tu descanso
Mi niño tomará tu mismo aliento
Anclará luz amaneciendo
El dolor traspasará de paz.

Hoy me volví padre.

(Concurso de poesía Hrvati, 2do. lugar)

Sangre, Mar y Sur un hilo invisible a la distancia de una nostalgia de la sangre que no es agua pero sí un sendero proa a una nueva vida y retorno para un recuerdo.

Esa carta partió mi pecho
Letras nubladas color roca
Lapidaron mi alma
Con vileza de puñal.

El abrazo con mi hermano
Laceró nuestras espaldas
Sangre de la guerra aquella
Tu sangre dolida de distancia.

Aún recuerdo ese adiós
Tú en esa costa blanca salina
Nosotros embarcados
Nunca más pude volverte a ver.

Se despiden las nubes
Y se rompen cómo Adriático
Se despide mi alma
Y florece en la tuya de amor.

Madre descansa calma
En la morada eterna
Otac tomará tu mano
Serás mi estrella dulce y luminosa
Madre descansa en paz.

(Concurso de poesía Hrvartis 1er. lugar)

Draćevica te miro hoy desde el molino
La dorada luz del atardecer te baña
Como si oro en polvo te hubiera llovido
En el corazón de Brač escondido
Abrazado por un mar de esmeraldas
Recostado en el regazo de Dios
Te pareces a un destello divino

Tu sangre y tu vino hoy corren por mis venas
Como la savia lo hace en los milenarios olivos
La robusta fuerza de tu alma indómita palpita
En momentos mágicos sin descanso ni fatiga

Tus muros y tus hijos en tantas mesas compartidas
Me contaron las verdaderas historias de tu pueblo
Que forjaron con su ejemplo tus viejos que han partido
Legando a sus hijos su eterno amor por Draćevica.

El viento me trae tu aroma de lavanda
Cuando el ruido de los grillos inunda mi alma
Mientras las uvas maduran en las parras
Siento la música fluir de tus gargantas.

Cuando la luz del sol ya se esconde
A mi amada le digo caminemos lentamente
Que el tiempo no vea nuestros pasos
Ni tampoco escuche nuestros besos
Así ciego y sordo de pronto se detenga
Para hacer este momento perpetuo.

Até estos sueños míos
Cómo rugiendo  
Levantándose en la furia
De este austro que me habla

¡Dame tus dolores que los calmo!
¡Dame tus anhelos que los yergo!  
Me diste tus manos nuevas<
Donaste a mi reino tus tesoros

Te traeré las cumbres últimas  
En el inicio fecundo 
De tu mar que sabe a Balcanes  
Y bebe con ardor las aguas de mi austro.
Un dolor palpitante del que no se puede escapar, un gran sentimiento de vacío profundo en el centro del pecho, ganas de que todo se acabe de una vez; al mismo tiempo de una necesidad imperante de modificarlo todo.

Ganas de matar asociadas a uno mismo, casi suicidas, casi de alma en pena. Ganas de no abrir los ojos y quedar perpetuamente en brazos de Morfeo, rosando con los dedos nuestros sueños, esperando en un lugar cómodo, donde todo es posible y nadie nunca se va. Aquel espacio de entresueños en el que no es ni día, ni noche, sino un eterno, “in between”, en el que todo se mantiene y nada se derrumba.

Necesito volver a sentir que la vida tiene algún propósito romántico, que las cosas nunca son imposibles. Necesito que algunos despierten de esa quimera que los mantiene enclaustrados en un imposible, que abran los ojos y puedan darle la mano a la realidad.

Conocerla, enemistarse y pelearse para fortalecer los lazos y que luego puedan consumar con ella una amistad inigualable, hermosa, llena de lo que hoy no está, con la que formar grandes y nuevas modificaciones a nuestro estúpido juego de la vida, y así, agrandar los contenedores para que quepan las nuevas cantidades de arena que conformaran los relojes interminables en los que quede espacio para todos, entonces, saltar de grano en grano se hará cada vez mas fácil, pues vivir dentro del reloj no será lo mismo, que solo observarlo.

Hoy mi piel se quebraja y se prepara para caer trozo por trozo, cual corteza de tronco, para nutrir el terreno que me rodea y presentarme una nueva oportunidad de ensanchar el grosor de mi tronco, agrandar mis raíces y extender mis ramas en busca de nuevos espacios en donde dejar salir mis hojas y florecer… para pronto poner a disposición mis frutos a quien se cruce por mi camino con el único afán de nutrir y alimentar.

Me extiendo desde mi pasado a mi futuro, viviendo mi presente, emprendiendo un nuevo camino de aprendizaje, enfrentándome a mi mismo para fortalecer mi nueva corteza y abrigarme de nuevas memorias. Y así, recordando aquello que mi alma alguna vez supo, edificaré peldaño a peldaño y pedazo a pedazo “mi casa en mi árbol” que albergará mi nueva infancia, mi nueva adolescencia, en este hermoso paraje que habitaré pronto junto a una maravillosa alternancia y biodiversidad de caracteres en el hermoso jardín del compartir.

(Prosa de autor español escrita en verso por Braiko)

Hay una monjita bella
En un convento de España
Hay una monja feliz
Que tiene manos de plata
Manos suaves hacendosas
Manitas bellas de santa
Que laboran todo el día
Que largas horas trabajan
Que alimentan a los pobres
Que a las flores dan el agua
Que al cielo a veces se alzan
Para adorar a la virgen
Para alcanzar de sus gracias
Pero la monjita bella
Por un caballero amada
Quiere dejar el convento
Porque también ella lo ama
Antes de irse le reza
Y pide a la virgen santa
Que le alimente a sus pobres
Y que dé riego a sus plantas
Y que cuide del convento
Al cual deja con nostalgia
Llega la noche muy negra
Y ella sus ropas cambia
Y saliendo de puntillas
Deja la gloriosa casa
En el portal está el hombre
A quien ama con el alma
Y con él se va y ya lejos
Un beso a la virgen alza
Y la monjita no vuelve
Pasan largas las semanas
Mientras tanto en el convento
Sus hermanas no la extrañan
La de las hermosas manos
En un castillo se halla
Olvidada por el hombre
A quien aun ella ama
Y la monjita recuerda
Lo feliz que se encontraba
Entre los jazmines blancos
Entre las rosas rosadas
Entre los jilgueros verdes
Que su convento habitaban
Pasa monótono el tiempo
Siguen largas las semanas
Y nuestra monjita bella
Que en castillo se hallaba
Turbada de soledad
Una mañana se arranca
Más tarde llega al convento
Con cansancio y apenada
Y cuenta a la superiora
Que ésta nada en ella extraña
Su fracasado amorío
Con el caballero de armas
Uno de barba azabache
Del que poco recordaba
La buena madre reía
Sin dar mayor importancia
A lo que la joven le hablaba
Hija mía tú lo sabes
Tú aquí siempre velabas
Por tus pobres y tu iglesia
Por tus rositas rosadas
Por jilgueros y jazmines
A los que tanto cuidabas
Tal idilio que me cuentas
Lo has soñado esta mañana
Ve y sigue trabajando
Que tus manos son de plata
Asustada la monjita
Bien pronto cuenta se da
Que la virgencita santa
Nuestra gran madre María
Su ausencia reemplazaba
Alimentando a los pobres
Dándole riego a las plantas
Y cuidando del convento
Al cual ella regresaba.

Cómo puedes decir
Ya no me quiero
Si tú eres,
El hermoso color de tus cabellos
El maravilloso verde de tus ojos
Tus lindas mejillas, tu nariz, tu ceño
El rojo de tus labios
La suavidad y tersura de tu cuello
Tus hombros femeninos
Los hermosos bultos de tus senos
Tu regazo maternal
Que acunó a tus hijos en sus sueños
Tu cintura, tus caderas de mujer
El contorno suave de tus piernas
La linda forma de tus pies y de sus dedos
Pero tú eres mucho más que solo cuerpo
Eres ternura, alegría, eres vida
Eres inteligencia y sentimiento
Eres amiga, madre, hermana, hija
Eres mucho más que todo eso
Quiérete por lo que tú eres
No es poco, ¿cierto?

Qué bello el mundo sería
Si siempre en nuestro actuar
Pensáramos en el otro
Cómo lo puede afectar
Y nunca siendo egoísta
Solo en nosotros pensar
Al conducir por ejemplo
Respetar velocidad
Todos los pasos de cebra
Letreros no estacionar
Y lugares reservados
Para la tercera edad
O de discapacitados
Respetar siempre el lugar
Los letreros ceda el paso
Y en discos Pare, parar
Respetar el medio ambiente
Si hay basura que tirar
Hacerlo donde se evite
El entorno ensuciar
Reciclar lo que se pueda
También el agua cuidar
Para no llegar al día
Que nos empiece a faltar
En todo lo cotidiano
Al prójimo respetar
Y si alguna vez sintamos
Que nos pasan a llevar
Cuando eso nos suceda
Siempre hacernos respetar
Respondiendo prontamente
Pero con serenidad
Que la cosa conversando
Siempre se puede arreglar
Para lograr todo esto
Empezar por educar
A nuestros hijos queridos
En el seno del hogar
Como no todos los niños
Esa suerte la tendrán
Profesores de colegios
Ellos deben cooperar
En instruir a los niños
En el siempre respetar
Solo así llegará el día
En que en el mundo morar
Sea algo muy hermoso
Solo para disfrutar

Deja que tu existencia fluya
Déjala recorrer por los caminos
Que día a día tu voluntad y entorno
Van construyendo desde que eras niño
Disfruta de la vida simplemente
Teniendo siempre por principio
El no dañar a nadie en ese empeño
Más bien procurando el beneficio
De todo aquel que te rodea
Padres, hermanos, amigos o enemigos
Frente a la adversidad no te deprimas
Acepta el plan que Dios tiene contigo
No trates de culpar o bien culparte
De lo que fue o lo que pudo haber sido
Deja que tu existencia fluya
Y, al fin, a Dios que guíe tu camino.

En aquellas noches
En que el triste otoño
Con sus lluvias frías
Con sus vientos sordos
Todo lo entristece
Yo me siento solo
Y en mi soledad
Me pregunto cómo
Cómo estarán aquellos
Los que sufren, ¿cómo?
Los que sin un techo
Los que sin un toldo
Llenos de pesares
No tienen un poco
Del calor, del pan
De lo que yo gozo
¿Creerán en Dios?
¿Creerán en nosotros?
¿Odiarán al mundo
que los deja solos?
O ya no podrán
Sus resecos ojos
Volver a llorar
O quizás tampoco
Ya puedan sus labios
Desahogar su enojo
Gritar, maldecir
A todos y a todo
Y entonces pienso en mí
Y me encuentro poco
Me siento egoísta
Impotente lloro
Yo que tengo hogar
Yo que siempre como
Cuánto me he quejado
Y lo tengo todo
Y la noche fría
Y el viento de otoño
De susurro triste
Semejando coros
Se llevan mis penas
Me dejan más solo.

La edad, esa tirana implacable
Que nos marca día a día
Que sigue sin un descanso
El pasar de nuestras vidas
Mostrándonos sus efectos
Sin estar nunca vencida
Como siempre recordando
Lo fugaz de nuestras vidas
De jóvenes no los vemos
Ni pensar que llegarían
Los efectos de la edad
A complicarnos la vida
Los percibimos muy lejos
Por allá, en algún día
En que mejor no pensar
Como si la juventud sería
Algo que siempre durara
Que nunca terminaría
Por más que nos arreglemos
Por medio de cirugías
Al final siempre aparecen
Las odiadas arruguitas
O queramos ocultar
Por medio de tinturitas
El color de los cabellos
Esas rebeldes canitas
Que siempre reaparecen
En pocos o varios días
Por eso no hay que esconder
Nuestra edad cual si sería
Algo que nos avergüence
Que ocultar de nuestra vida
Mas con orgullo asumir
Nuestra edad con hidalguía
Viviendo con dignidad
Nuestra edad, día tras día. 
La noche sin estrellas hace más nítido el silencio cortado por el respirar de Juraj que espera, acurrucado en la oquedad de la roca que lo abriga y protege. Una tibieza lo va cubriendo, una tibieza con olores de pan recién horneado, con sabores de leche fresca, con aromas del tabaco de su padre, risas de sus hermanos Bozidar y Stjepan, revuelos de las faldas de la Mamiza. Piensa en Nevenka y su hijo. ¿Habrán llegado a la isla donde su abuelo, y los abuelos de los abuelos han vivido?. Esa isla ignorada por las invasiones y las guerras que arrasaron su tierra.

Un punzante dolor disipa esa tibieza al recordar a su padre. Hace ya un año murió fusilado en la otra ribera del río Drava, por eso, por ser croata. ¿Pero qué crimen es ése?, se pregunta desesperanzado. Busca respuestas al porqué de este loco disparar, de este odio aflorado. ¿ No es odio el de aquellos siete que acribillaron a Stjepan la noche del Sábado Santo? Lo dejaron solo, desangrándose, agonizando, hasta que Bozidar lo recogió ya moribundo.

Se rebela su sangre, despertando todo el cuerpo, y activa sus sentidos.
Mira el reloj; pronto será la hora. Veinte como él están emboscados, dispersos, esperando la señal. Y veinte grupos de otros veinte a lo largo del Drava.
"– Bozidar está más cerca de la ribera, en el barranco. Es más viejo en esto-", se dice, atragantado, con una mezcla de orgullo y pena.

Endereza la espalda, extiende las piernas y echa la cabeza hacia atrás. Ordena y alerta el cuerpo, concentra su mente en lo que viene. - ¡ Basta ya! ¡ Que se acabe esta mierda de guerra!, – masculla con rabia. Una rabia que lo va envolviendo y amplía sus latidos. Se yergue, estirándose. Respira profundo, afirma fuerte los pies. Sus ojos son dos líneas azules, lejanas, frías.

La señal esperada. Endurece el rostro, siente que un río de acero corre por sus venas. Galvanizado, aferra su arma y decidido, abandona su refugio y enfrenta su destino. Tendido, mirando fijamente al frente, la metralleta lista, avanza con los codos. Desde la tierra oye el mandato de sus antepasados. - "¡ Dios, que a Bozidar no le toque hoy! -", ruega.

Fogonazos que se acercan. Al tableteo de una ametralladora responde con el tartamudeo de la suya, en un duelo cruel, despiadado. Le corta el aliento un ardiente explotar en su muslo izquierdo. Siente que el río de acero se transforma en una mancha que no ve, pero palpa tibia. Su cuerpo se ablanda lentamente. Los ruidos se alejan. El oscuro silencio lo arrastra. El tiempo ya no importa.

Otro dolor, diferente, lo hace abrir los ojos. En la penumbra del amanecer reconoce los de Bozidar. Ve sus manos firmes que envuelven su pierna. En su cara, la decisión de cada movimiento.
¿Terminó todo?- susurra Juraj.
Hay tregua. Para Corpus, la Paz- le contesta breve, telegráfico, y aprieta su mano. Acomodando la pierna herida, afloja el cinturón y coloca de almohada el morral, con el cariño de hermano mayor y el cuidado de un enfermero.
- ¿No más fútbol?- le pregunta tratando de sonreír. Pero con un temblor de labios musita: - ¿No más nada?- ahogando un quejido.
- Aguanta. Debes encontrarte con Nevenka- le ordena Bozidar, tratando de de despertar sus esperanzas. Acercando su cara a la de su hermano, mezclan sus lágrimas. - Llora, tenemos mucho por qué llorar – le dice Juraj, quedamente.

El sopor lo va invadiendo, con olores de pan recién horneado.

Siempre el decir te quiero
A quien quiera que se diga
Debe implicar compromiso
Y nunca debe decirse
Sin estar bien convencido
De ser incondicional
Con el ser que es querido
Un compromiso real
Que no quede en el olvido
Que jamás lo ponga en duda
Cualquier mal rato vivido
Que no sea el rencor
El que afecte el cariño
Si no siempre el perdonar
Si alguien se siente ofendido
Quedando intacto el amor
Entre los seres queridos
Por eso el decir te quiero
Aunque suene muy bonito
Debe decirse sintiendo
Verdadero amor, genuino.

Nuestra tierra está muy triste
La estamos tratando mal
Contaminamos su aire
Cada día más y más
Botamos mugre en sus ríos
En sus lagos y en el mar
Poco o nada nos preocupa
Todo lo que es vegetal
Incendiando sus paisajes
De manera intencional
Talando sus arboledas
Poco a poco sin pensar
Que sin el verde la vida
Muy poco puede durar
Tampoco nos interesa
Su hermoso reino animal
Invadiendo sus fronteras
Destruyendo su hábitat
Extinguiendo a sus especies
Que no resucitarán
Inundaciones sequías
Cada día las hay más
Temperaturas extremas
Que nos cuesta soportar
Terremotos y tsunamis
Se repiten sin cesar
Catástrofes huracanes
Y epidemias además
Es lo que estamos viviendo
Cada día más y más
El por qué tanto desastre
Nos debemos preguntar
Será que la pobre Tierra
Ya casi no guanta más
Y es como se está defendiendo
Es su forma de expresar
Que paremos nuestro embate
Que no la ataquemos más
Pues si eso no sucede
Solo nos cabe esperar
Que lo que ahora es defensa
Se convierta en un vengar
Aun estamos a tiempo
De poder reflexionar
Y concluir cuanto antes
Y ya no tardarnos más
Que cuidar a nuestra Tierra
Sea lo que importe más
De manera que la vida
Pueda siempre perdurar.
El domingo cuando, a la hora de almuerzo, queríamos colocar pimienta a la sopa, nos encontramos con que había desaparecido el “pimentero”, aquel aparato de unos 30 centímetros de altura y unos 8 de diámetro, de madera, que usamos todos los días para moler la pimienta.

Primero buscamos en los lugares más recónditos de la cocina: en la alacena, detrás de cualquier caja o armario, debajo de otro tanto de cosas, nada. Algo de ese tamaño no es fácil de perderse. Así que, con poca esperanza, seguimos buscando por la sala, el quincho, hasta en el baño (solo nos faltó debajo de la cama). Quedó solo una posibilidad, buscar en el tacho de la basura, ya que aunque es redondo podía haber seguido los pasos de la famosa “tortilla”, pero para cuentos ya tenemos bastante con lo que está pasando. Y ahí estaba el malvado, en un saco negro de basura, esperando ser enviado al basurero al día siguiente.

Empezamos a conjeturar sobre cómo evitar pérdidas similares en el futuro. Después de cuatro meses de pandemia todo es posible. Una posibilidad es atarle un cordel de unos tres metros al lugar donde siempre queda estacionado, otra alternativa es pegarle un chip, del tipo que usan las puertas de los automóviles y llamarlo a distancia. Por último, estimamos que debíamos recurrir a los amigos, que bastante tiempo tienen para idear más posibilidades.

Así que ahí va el concurso, ¿Cómo asegurarse que no se nos pierda de nuevo? El premio será entre uno y cinco granos de pimienta negra, dependiendo de la imaginación del ganador.

¿Hasta cuándo? Hasta que encuentre el paquetito de pimienta en grano que compré esta mañana y que, al llegar a casa, no encuentro. Debe ser que entre “sanitizar” lo comprado, rociar con cloro disuelto la suela de los zapatos, lavarme las manos y, por seguridad, ponerme un poco de alcohol-gel y sacarme el barbijo (tapabocas, mascarilla o como quiera que lo llamen).

Sobre este último artilugio, la verdad es que me han propuesto que no me lo saque ni dentro de casa: en el baño, para que no cante en la ducha; en la cocina y el comedor, para que no coma tanto; en la sala para controlar los garabatos cuando miro los telediarios; para otros lugares de la casa me ahorro el comentario, se me perdió el paquetito.

De antemano, gracias a todos por participar, así que descontráiganse “paso a paso” y pongan a trabajar sus cerebros en un concurso que solo se puede dar en tiempos de pandemia. Prometo enviar a todos las propuestas que reciba.
Cuento escrito por Milka e ilustrado por su hija Lena, especialmente para niños y niñas de la colectividad de ascendencia croata en tiempos de cuarentena, con algo más de espacios para compartir y crear en familia.

  
Aparatito infernal
Que nos tiene convertidos
Cual esclavos sometidos
Es el fono celular
Ha llegado a estar presente
Casi en todo en nuestra vida
Que ha quedado convertida
En el estar siempre ausentes
Ausentes en reuniones
Ya sea con familiares
Y también con amistades
En todas las ocasiones
Evita que disfrutemos
De apreciar lo más hermoso
Que este mundo sin un costo
Nos ofrece con esmero
Pues nuestra cabeza gacha
No nos permiten mirar
Y solamente apreciar
Lo que aparece en pantalla
Y algún día va pasar
Que la evolución dictamine
Que el ser humano camine
Agachado y nada más
Con la mirada enfocada
Solo en el celular.
  
Ojos azules
serenos y hermosos
fiel espejo de tu alma
ojos azules, preciosos
que no dejo de admirar
como admiro de ti todo
Ojos azules, lindos ojos
que me tienen encantado
aun cuando muy poco
tú me permites mirarlos
y los veo solo en fotos
¿Qué puedo hacer?
sea mucho sea poco
para mirarte de frente
no ya más en una foto
y así sentirme en el cielo
en el azul de tus ojos.
  
Encontraste en las páginas del viento
el camino que esparce tus lamentos.
¡Despierta! te gritaron tantas voces
desde los socavones de las minas
y desde los maizales expoliados.

Reconocí tu historia acumulada...
tu grito tiene el timbre del saqueo
con tantas primaveras desoladas...
perseguida tu sangre en los extremos,
reprimidos los ríos indomables
coartado el amor entre trigales…
!Oh mares de azucenas marchitándose!
!Escribid este canto entre tus cantos!

Soy uno entre tus hijos, uno más,
que proviene de nieves intocadas
con sangre forastera incorporada.
Soy de los vendavales sin descanso
junto a la cruz del sur sobre los coigües.
Soy de diurna oscuridad de los inviernos
soy de estíos de noches de crepúsculos.

Tu grandeza, América, descubrí
desde el vértice austral de Magallanes
por la Tierra del Fuego sostenido.
Tus floridas auroras invernales
susurrando con nieves los desvelos
que el Selk’nam nos dejó como lección:
“Los blancos que creían sojuzgar
a la tierra, madre de las madres,
serán incorporados a su vientre…

Cuando cientos de inviernos se disipen
no será ya el mismo vuestro dios
vuestras almas serán como las nuestras
y al mirar estos bosques, estas praderas,
estos ríos de aguas cantarinas,
estos montes, que cercan nuestro mundo
renacerá en vosotros nuestro espíritu
porque ellos no perecerán jamás
mientras siga existiendo esta tierra”

La sombra de la estepa se agrandó
tratando de llegar al infinito.
Se esparció sobre el lago el crepúsculo
con sus ondas de viento patagónico,
ese viento ancestral, de furia intensa
que modeló montañas y roqueríos
que sólo lo venció la toldería;
ese viento que estuvo allí presente
cuando el Selk’nam habló tan sabiamente.

No pasaron ni cien años desde entonces
cuando con su canto subí hacia América…
Primero me adoptó Chile central
donde el cáncer de la tierra, la erosión,
dominaba el paisaje de ilusiones
con cárcavas en el suelo empobrecido
Nuestros bosques caían arrasados
nuestros pájaros caían cercenados
nuestros peces caían en las redes
pero de golpe empezaron las desdichas
y empezaron a caer seres humanos…
Al Sekl’nam visionario comprendí
y al exilio partí con su mensaje.

Hasta tu vientre América trepé
primero lentamente en el océano
después a tus entrañas laceradas.
De tu interior traté de construir
historias ancestrales de inmigrantes
que veían en ti su esperanza.

Quise encontrarte y verte en mis paisajes
de otoños europeos con abetos...
pero surgió entre volcanes la araucaria
los gigantescos lotos amazónicos
la explosión tropical de clorofila.

Al recorrerte América sin pausa
trepé a tus escaleras tornasoles
a los Andes transidos de glaciales
a las nieves sinuosas e indomables.
Traté de conquistar donde nacía
la aurora fulgurante que divide
la dirección contraria de los ríos,
al oeste, furiosos e inclinados
al este, caudalosos, desbordados...

Los valles Chalcaquíes me llevaron
a contrastar oasis con sus cielos
igual que en el Elqui legendario
donde se alcanzan estrellas con las manos.
Allí el cielo nocturno es una fiesta
de cientos de astros en movimiento
y al mirar esa bóveda, ese cénit,
un instante puede ser eterno.

Recuerdos los caminos de la pampa
donde los gauchos cantan al silencio...
la sucesión de postes y piquetes,
ese pasto que emerge señalando
sus panojas sedientas de rocío.
El aire mutilado por los grillos
el relámpago intruso que preanuncia
el agua generosa hacia la tierra.

Y fustigando siempre el horizonte
arribé a ese santuario de vivencias:
Buenos Aires, tus noches cerca al río
y junto al puente Alsina, guapo y noble,
bandoneón mezclado con nostalgia...
las Dársenas, San Telmo y La Boca
consabidos lugares legendarios...
pero no te palpábamos entre ellos
sino en la bruma tersa de tu río
en una vieja calle de Boedo
en el mesón gastado del café
donde la libertad tomaba forma
de heroína lejana y deseada.

Seguí hacia el norte en busca de tus formas
extensos territorios de llanuras
con sus cañas boreales incrustadas
de espinales hirientes e invasores
de polvorienta sed en la sequía
de inundación constante con las lluvias

Chaco Gualamba, te amé entre quebrachos
perseguidos por las sierras traicioneras
que en inglés esparcían aserrín.
Chaco, mezcla de gringos y de tobas...
tu Pilcomayo de interfluvios vagos
en la sabana paraguaya tersa
transido de nostalgia Guaraní.

¿Y no es el pantanal tu pubis virgen
cuya vitalidad enfurecida
en los húmedos estíos se recrea?

Busqué la mata Atlántica ascendiendo
en los restos que quedan de otro tiempo
donde reinaba la selva junto al mar.
Se esfumó en el oro que produjo
para comprar esclavos en subastas…
Brasil de los turistas, continente,
país del carnaval organizado...
pero nuestro Brasil es de su vientre,
del legendario y mítico Amazonas,
de la Caatinga seca, tosca y dura,
de la amalgama humana de colores
del cósmico hibridaje creativo...

El gran río se llevó en sus entrañas
los bosques convertidos en cenizas
los suelos destrozados por el surco
convirtiéronse de a poco en desierto
transitando desde el verde hacia el rojo
de suelos lateríticos dolientes.
Muchas etnias también se extinguieron…

El implacable afán colonizante
hizo estallar en llanto a la selva…
las copas de los árboles gigantes
no protegieron más a los indígenas
su mundo se fue junto a los bosques.
Vi en Belem a Yemanjá junto a su historia
transportada en olas africanas;
palpé aquí el hechizo alucinante
del rito de la tierra madre nuestra
rogando que Xangú los expulsara
a esos duros Exús de más al norte.

Deambulé en el altiplano silencioso
Oruro me contó su historia trágica
de mineros tragados por la tierra…
Los mosaicos de los valles interandinos
en esos cuadros pintados con pinceles
sumergidos en tintas de pobreza…

Potosí, tu argentado cerro,
inmenso sarcófago de ancestros estrujados
me hizo mirar al sur de Tiahuanaco...
¿Por qué el cóndor dejó el Alto del Sama?
¿Por qué su sombra amplia no se esparce
desde esa fortaleza descolgada?

¿Dónde escapó el tatú, el cernícalo,
la vicuña, la alpaca y el ñandú?
Sus hogares arados, cercenados...
!América, te secan lentamente!
recolectando el mar tus estructuras
vaciándote tu dermis y tejidos
en el continuo flujo de tu savia
que transforma tu intensa geología
formada en los procesos milenarios
en cálidas y gélidas etapas,
deformada en los años demenciales
de saqueos foráneos e intestinos.

Abajo el Urubamba me situó
surgiendo recortado Macchu-Picchu...
oprimió mi garganta una paloma...
Muchos han alabado tu grandeza,
después de nuestro Pablo poco queda..
Pero yo reivindico tu cubierta
tus pastos emergiendo entre las piedras,
tus terrazas, la base de tu fuerza.
Del fecundo maíz hay pocos cantos,
de ese maná ancestral americano
de ese vigor del germen reprimido
que realizó el incásico milagro
de acariciar el sol entre picachos.

Deambulé en mosaicos de sembríos
con gente de ropaje de arco iris
desde el mar subí entre tus flores:
Quito de mil colores tornasoles
que renuevan tus nubes por instantes
templo de las alturas susurrantes
coronado por volcanes vigilantes

Descendí desde el páramo embebido
de jardines donados por los dioses
donde escuché los siglos naufragados
donde navegan capullos en el tiempo...
Me envolvió Bogotá con su sabana
con verde enloquecido de rocío...
ese mar de gramíneas que encandila…
Es Colombia abrasada por los Andes
que origina tu intensa geografía.

Tus collares de montañas azarosas
descubren día a día sus entrañas
y organizan tus múltiples parajes
contrastando con la magia de tus seres
Antes de la amalgama de las flechas
con miles de armaduras y arcabuces
tu perpetua y dura geografía
estaba poseía de culturas
de palacios, pirámides y estatuas.

El Asia desde el Norte, por Alaska,
los rostros de dulzura mongoloide,
el camino ancestral desdibujado...
Tlatilco apareció en la penumbra
de las lejanas noches primitivas
mostrándome sus dioses y sus gredas

El sol en la pirámide formóse,
la fuerza constructora de imperios
habló en Teotihuacán y sus contornos...
Me impregné de esas viejas cicatrices...
¿Dónde quedó Mixcoatl y su gran hijo?
¿Quizás en los pinceles de Rivera
o en las lejanas huestes de Zapata?
Miré en Chichen-Itzá tu firmamento
para verlos luchando en las estrellas...

América del Centro me llevó
a compartir las cálidas vivencias
a rechazar enclaves bendecidos
para entender las luchas de tus gentes
Nicaragua, se agitan tus volcanes
que irrumpen desde el fondo de tu vientre
mostrando fumarolas libertarias
y erupciones de sangre si te agreden

Desde el cielo a tus arenas arribé,
aguijones de luna y de rocío,
el amplio cañaveral incorporado
Escambray decididamente nuestro.
Tus ojos de agua y piedra tienen brillo
por la inclemente lucha generada.
!Tus palmeras trajeron el murmullo
del sueño universal que se alejaba!.

Fue la noche que hirsuta me envolvía
en la invadida selva arrinconada...
incliné la cabeza en la penumbra...
el caoba talado, cercenado,
el cedro, el palo santo, los alerces
el caucho con sus largas cicatrices,
la palma lacerada y encendida.

Forzando la mirada en el ocaso
herido por las sombras de la noche
que mordían rincones luminosos
busqué sin resultado aquellos árboles
centenarios, que antaño me cubrían
de estrellas indiscretas y brillantes.
¿Dónde quedó el ombú y el babazú?
A los coihues cortaron sin descanso,
el puma no encontró su madriguera...
la impúdica versión de la miseria
se expandió con la muerte de la fauna

Regresé nuevamente a mis orígenes
a nuestro canto austral y libertario...
al roble moribundo me abracé...
entre lengas y coigües milenarios.
Sentí la presencia de aquel Selk’nam
que en el bosque esparció su pensamiento:

“Deambulan aun nuestros espíritus
buscando entre los tuyos a hermanos
que no solo no agredan a su entorno,
que vean a los ríos y lagunas
a los bosques, colinas, y montañas,
al guanaco, al albatros y al pingüino
como parte del mundo de los nuestros”

“Cuando sea la tierra rescatada,
cuando no la adelgacen ni la expriman,
cuando crezcan árboles sin temores,
cuando ballenas surquen los océanos,
espíritus antiguos de los nuestros
se introducirán en los de ustedes
y resucitemos en sus cuerpos
porque forman un todo con la tierra
y no morirán mientras ella exista”

Se esfumó la silueta entre los árboles
lo despidió un chercán con su trinar…
Las piedras pensativas de mis sienes
revelaron de pronto mi cansancio...
y grité en la estepa infinita:
!Rebélate América y despierta!
Enséñame a construir sobre pantanos
emerge floreciendo los trigales,
ahoga las canciones de sirenas
que ocultan eslabones de miseria...
las manos todas juntas, apretadas,
con resto de la selva calcinada...
para que el maíz dé mazorcas abundantes
para recuperar la vida desafiante...
  
Dejaron a padres y hermanos
A una familia entera
A amistades y a novias
A su maravillosa tierra
Con el alma acongojada
Y una tremenda pena
Estando casi seguros
De jamás volver a verla
Pues no había alternativas
Eran tiempos de preguerra
De pobreza y escasez
De buscar otras fronteras
El viaje fue por vapor
No había otra manera
Muy largo y sacrificado
En condiciones severas
Y así una vez arribados
A esta su nueva tierra
fueron formando familia
y superando su pena
de haber dejado Croacia
Ahora su lejana tierra
Gentes sencillas y honestas
Que muy bien y a su manera
Nos educaron y dieron
valores a toda prueba
los cuales agradecemos
como magnífica herencia.
  
NADA
Tus ojos
y nada más.
Fuera de ellos
todo es fugaz.
Nada en el mundo
cabe en el rumbo
de tu mirada, nada;
sólo la nada
que en tu azul
quedó varada.
Pero eso fue todo,
y ahora es nada.

YO
Soy yo,
y tú también,
porque en cada parte
de mi ser estás,
y no tengo una hora
en la que no mores
ni un lugar donde tu
alma no me habite.

UNA APRECIACIÓN
Surjo en el silencio
de esta noche tardía,
como un ácido luminoso
restalla en la nada,
para sembrar el aire
de muerte y de vida,
y esparcir sueños
en tibia bandada.
Soy promesa alada
y pálido relumbre,
luz de geometría
ensimismada,
y también,
¿por qué no decirlo?
oscuro desconcierto.
Y si lo distante y lo profundo
no son la misma cosa,
como volar cual mariposa
no es recorrer el mundo,
lo cierto
es que mi palabra es fuego,
así que avanzo y retrocedo,
subo, bajo y quiero,
y la libertad se enciende
a un lado y otro
de mi estero.
  
Amanecí con buenos sueños
naufragando con ganas de resolverlos
sequé mi cara mojada
deseando que me buscaras
bajo cielo, sobre tierra
me propuse desafiar
días sin causa
leí y lo escribí
imaginándome en mil enredos
volé con mi mente
esperando tu llamado
sobre el muelle de mis sueños
solté el ancla de mi memoria
levanté mis piernas de la nada
sin saber que me llamaba
fui a buscar lo que esperaba
océanos en calma
hacían mis noches largas
sentía que todo podía cambiar
en un segundo no más
el cielo volver a mirar
luego despertar
sintiéndome capaz de todo
reencontrarme conmigo
al fin...
estar contigo.
  
Hijos les quiero expresar
Lo mucho que yo los quiero
Y por eso con esmero
Los he querido criar.

Y en la crianza esmerada
Está clara la exigencia
Del educar a conciencia
Con bondad administrada.

Y esa clase de bondad
No es en nada limitada
Solamente está enfocada
A lo que es la realidad.

Y es que en la vida real
No es fácil lograrlo todo
Por eso, de ningún modo
Puedo ser tan servicial.

Más bien hacerles saber
Que todo requiere afán
Pues muy poco lograrán
Con simplemente querer.

Pues todo lo que queremos
Requiere de sacrificio
Que con ningún artificio
De otra forma lo obtendremos.

Así mi no dar a veces
Muy lejos de desamor
Es una forma de amor
Que ya apreciarán con creces.
A mi papá le gustaba cariñosamente llamarme «Dormilón» en nuestra original y antigua lengua kawésqar; era la forma de referirse a mi feliz y plácida condición de seguridad y confianza que me entregaba el mismo, en mi rapidez con la que una vez que me acomodaba en nuestra silenciosa y apacible canoa y junto al calorcito de nuestra fogata que permanecía siempre encendida dentro, sobre arena y barro seco junto a mi querido perro «Juguetón», me dormía y viajaba plácidamente junto al vaivén que producía el pequeño oleaje cercano a las playas de los cientos de amplios, profundos y espejados canales que acostumbrábamos a recorrer orillando por nuestra especial tierra ancestral.

Esto sucedía cada vez que mi papá, luego de asegurarse que las condiciones del permanente y lluvioso clima de nuestra húmeda tierra se aclara y despeja con alguna aparente calma, toda mi familia estaba lista y dispuesta para salir de pesca, de caza y de recolectar huevos y las necesarias y gigantescas cholgas y otros mariscos que eran nuestros principales alimentos que al retorno a nuestra aldea en Puerto Edén ahumábamos para conservarlos mejor y que consumiríamos secos o en olorosas y deliciosas sopas calentitas que preparaba mi mamá con gran cariño, especialmente durante el tiempo de los grandes vientos, de las espesas nevazones y de las lluvias torrenciales.

Yo disfrutaba del hermoso recorrido, me impresionaban los verdes y tupidos bosques, las grandes y poderosas montañas nevadas, sus cascadas, el canto de los pájaros, el rápido avance de los delfines y lobitos que nos salían al encuentro, amaba el respeto que mis papás tenían con toda nuestra naturaleza, por lo que siempre me repetían: «dormilón», “la madre naturaleza es buena y generosa con todos nosotros» las personas de carne y hueso», pero debes siempre respetarla y no destruirla sin una debida y necesaria justificación.

Recuerdo que una vez sucedió algo muy especial y poco común: mientras papá remaba, mi mamá guiaba la canoa en la parte trasera, que ahora conocemos como “popa” junto al timón y yo me había ubicado en la parte delantera la “proa”, como siempre disfrutando del paisaje, vimos como una gigantesca ballena se acercaba lentamente a nosotros mostrando su hermosa cola cada vez que se sumergía, a su lado saltaban alegres delfines acompañados por lobitos que rápidamente estuvieron a nuestro lado, grande era nuestra sorpresa cuando escuchamos que en nuestra propia lengua todos los animales nos saludaban y agradecían el respeto que nosotros teníamos con ellos, así eran felices y podían vivir libres y seguros, compartiendo con nosotros esta inmaculada y bella naturaleza, presente con las variadas aves en el cielo, diversos animalitos en la tierra y en el agua…

Pero grande fue mi sorpresa cuando repentinamente desperté mojado por la sacudida de una pequeña y fría ola que se había colado a nuestra canoa … al parecer todo había sido para mí solo un hermoso sueño, pero mi papá desconociendo absolutamente todo esto y para mi asombro, lo primero que me preguntó fue decirme: ¡Dormilón, dormilón!

¡Te perdiste de escuchar la voz de la ballena, de los delfines y los lobitos que se acercaron a nuestra canoa mientras tu … dormías!.
Esto me pasó cuando tenía casi 15 años, allá por el año 1953. Los “vapores” Porvenir y Minerva, después de tanto luchar cruzando el Estrecho, habían dejado de navegar entre Punta Arenas y Porvenir. En sus ausencias, los que íbamos a la isla debíamos navegar en la cubierta de la incansable Goleta Gaviota, o, a veces, cuando regresábamos desde Tierra del Fuego, en algún cúter que hacía el cabotaje en el Estrecho de Magallanes.

Los viajes no eran sencillos pues las pequeñas embarcaciones tenían con frecuencia que bregar con un mar agitado. En una ocasión demoramos 14 horas para cruzar el Estrecho, y la fuerte corriente nos empujó hasta la altura de Fuerte Bulnes.

Había viajado a Tierra del Fuego en Julio aprovechando las vacaciones de invierno, que en eso entonces en Magallanes duraban un mes. Cuando decidí regresar bajé desde el campo al pueblo y solamente encontré en el viejo muelle de Porvenir un cúter listo para partir atiborrado de fardos de lana hasta el límite. Eran las 3 de la tarde y el frío calaba hondo pues el viento no dejaba de aullar. Me acerqué y en ese momento apareció el capitán, un hombre de gruesos mostachos con el típico gorro de marino. Le pregunté si me podía llevar; su amable respuesta fue positiva. El cúter tenía además del capitán, un mecánico y un solo marinero, que oficiaba también de cocinero.

Eran las tres y media y el sol empezaba a bajar hacia el horizonte. Estábamos listos para soltar amarras cuando aparecieron en el muelle tres mujeres muy pintadas y alegres, que dijeron venir del Cabaret Palermo, rogándole al capitán que las llevaran a Punta Arenas. Muy entusiasmado accedió. El motor del cúter rompió la monotonía de una población detenida por el hielo. Sólo se veían las humaredas de las estufas a leña que funcionaban a full para capear la bajísima temperatura que se sentía.

El cúter de color rojo contrastaba con las lomas nevadas de la parte sur de la bahía. Salimos serpenteando esas sinuosas curvas que conectan con el mar abierto. Todos, menos el capitán y yo, iban en la pequeña caseta inferior que cobijaba al motor, a los camarotes y a una pequeña cocina. Me preguntaba cómo podían caber allí cinco personas.

El mar, como casi siempre en esta área, estaba bastante encabritado. El capitán me dijo que bajara a la caseta, pero le contesté que prefería seguir en cubierta para evitar marearme. Me puse en el único espacio que quedaba entre los fardos: al lado de la rueda del timón, siempre mirando la línea del horizonte para evitar el mareo.

El viaje, según el capitán, duraría cuatro horas, ya que el cúter avanzaba como máximo a seis millas por hora. Esto siempre y cuando no tuviéramos algún percance, tal como ocurrió más adelante. Cuando el mar se moderó, el capitán me preguntó “¿Vio cómo se maneja esta embarcación?” Ante mi respuesta positiva me dijo: “Entonces tome el timón; enfile siempre hacia esas luces que son las del muelle de Punta Arenas; cuando alcance a ver una luz roja, esa debe ser su guía, trate de que la ola no le pegue totalmente de costado”. “Yo me iré abajo a descansar.”

Me posicioné de la rueda del timón y como asiduo lector de las novelas de Salgari, me sentí como el “Tigre de la Malasia” surcando peligrosos mares en un bergantín. Pero no habían piratas en el Estrecho; sólo algunas toninas que se aparecían cuando la luna se reflejaba en ellas. Tuve una extraña sensación, mezcla de fortaleza, poderío sobre el mar, y sueños de mi imaginación de juventud.

Ya había anochecido. La sensación térmica debido al viento reinantes era de a unos diez grados bajo cero. Empezaba a congelarme en especial, las manos. Llevaba una hora o más en mi conducción cuando repentinamente el motor dejó de funcionar. El capitán en mangas de camisas salió a cubierta para contarme sobre la avería y decirme que por favor no soltara la rueda pues ellos iban a tratar de arreglarla. Sin el ruido del motor pude escuchar mejor lo que pasaba en la caseta: la radio sonaba y había una zalagarda en la que participaban las tres mujeres y la tripulación. Mientras escuchaba la rasposa radio, las exclamaciones, y los cantos, trataba de mantener firme el timón para evitar los golpes de la ola.

El tiempo empezó a ser eterno; ya no era el intrépido Sandokán surcando los mares sino un congelado joven aferrado a la rueda de un timón.
Habría pasado una hora cuando de improviso el motor empezó a funcionar. El capitán supuso que yo seguía en mi función pues, al parecer la fiesta era tan buena, que no se dio la molestia de subir a verme.

Retomé el rumbo, y volví a ser como un viejo lobo de mar volando mi fantasía hacia lejanos continentes, islas exóticas, y aventuras. También había leído a Coloane, y las travesías de canales y golfos de aventureros y cazadores, así como las hazañas de Pascualini y su famosa embarcación Domitila. Era uno más de ellos, surcando canales, esquivando roqueríos, desafiando tempestades. La fiesta seguía y la música no paraba. Mi cuerpo estaba entumecido con una manifiesta hipotermia, pero me sentía contento de dominar este pequeño corcel flotante.

El muelle lentamente apareció en toda su dimensión y seguía el cúter enfilando hacia él. Me empecé a poner nervioso, pues cada vez crecían su tamaño. “Capitán, capitán” grité con fuerzas esperando que me oyera.

Después de un rato, apareció el cansado capitán. “Capitán, voy a chocar con el muelle”. A lo que me dijo: “No te preocupes, aún quedan 15 minutos”. Se dio media vuelta y volvió a su fiesta. La música siguió tocando, y yo entumecido, seguí guiando mi corcel a su caballeriza, pero ahora sin imaginarme nada, solo pensando en llegar en buena forma. Alcancé a divisar en la cabeza del muelle a mi amigo Osvaldo esperándome; con ese frío era la única persona presente allí a esas horas. Supuse, y no estuve errado, que se había puesto de acuerdo con mis padres, obviamente preocupados por mi viaje.

Cuando vi que se me venían encima las sogas, los neumáticos de defensa, y las maderas, apareció el capitán que rápidamente se hizo cargo del timón y realizó junto al marinero, y con la ayuda de mi amigo, las faenas de amarre.

Con agilidad subieron al muelle capitán, marinero y mecánico, y solícitamente ayudaron a las damas a subir los escalones. Una vez terminadas las tareas, los tres se despidieron cariñosamente de las damiselas prometiendo sin mucha fuerza volver a encontrarse.

Después el capitán se me acercó, y me dio un fuerte abrazo felicitándome y agradeciéndome la colaboración. Muy contentos también hicieron lo mismo el marinero y el mecánico. El capitán agregó. “Mi estimado amigo, este cúter siempre estará a su disposición, y en forma gratuita”.

Poco y nada entendía Osvaldo sobre tanto agradecimiento. Salimos lentamente del muelle y me preguntó qué había pasado, por qué habíamos llegado tan tarde, y si habíamos tenido algún inconveniente. Tiritando y aunque apenas podía hablar, lo miré con aires de superioridad y le dije:
“A un lobo de mar no se les hacen esas preguntas; todo lo que pasó queda entre nosotros “los marineros”; así es el pacto de la gente de mar.”

Celebración del Día de Europa, el 9-5-2016, en el Estadio Croata

El día 9 de mayo de 2016, en los salones del Club Deportivo Estadio Croata de Santiago, los estados miembros de la Unión Europea (UE), celebraron el Día de Europa con una fiesta gastronómica y folclórica, organizada por la Delegación de la UE con el concurso de la Embajada de Croacia.
Participaron unos cuatrocientos invitados, representantes del Cuerpo Diplomático, del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, de otras instituciones estatales de Chile y distinguidos personajes de la vida política, cultural y económica de Chile.
Los países miembros de la UE, presentaron puestos gastronómicos y/o informativos.
Croacia, la República Checa y Grecia entusiasmaron a los presentes con sus bailes nacionales y canciones. El programa folclórico croata fue ejecutado por el conjunto del Club del Estadio Croata «Nova Luka», mientras que las canciones tradicionales croatas cantaron los miembros del conjunto «Baština» de la Corporación Cultural Chileno-Croata Domovina.
La Delegación de la UE en Santiago, con ocasión del Día de Europa, organizó durante el mes de mayo de este año una serie de actividades muy concurridas: una serie de conferencias de los embajadores de los países, miembros, acreditados en Santiago en las universidades a lo largo de Chile, un partido de futbol con el equipo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, festival de Jazz y fiesta final el en club de Estadio croata.

Charlas en cenas del CPEAC

Charla en la cena del CEPAC del 20-4-2023 en el Salón Brač del Estadio Croata, después de más de dos años de interrupción por razones pandémicas.

Expositor: Fabián Jakšić.
Nacido en Punta Arenas, biólogo, académico, premio nacional de ciencias de Chile en 2019.

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Charla en cena del CPEAC realizada 22-8-2019 en el Salón Brač del Estadio Croata.

Expositor: Davor Gjuranovic Letelier.
Nacido en Punta Arenas, destacado periodista de Televisión Nacional, titulado en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, con un máster en la Universidad Adolfo Ibáñez y un pos grado en la Georgetown University de Estados Unidos.

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Charla en cena realizada por el CPEAC el 6-12-18, en el Salón Brač del Estadio Croata.

Expositora: Ljuba Borić Bargetto.
Nacida en Punta Arenas, es Bachiller en Humanidades, Licenciada y Magíster en Historia por la Universidad Nacional Andrés Bello.
Es candidata a Doctora en Historia, por la Universidad de Santiago de Chile.
Trabaja como investigadora en el Centro de Estudios Migratorios, de la Universidad de Santiago de Chile, y se dedica a la docencia, impartiendo seminarios de inmigración para alumnos de pedagogía y licenciatura en historia.

Expositor: Dino Labrín Morales.
Magister en Procesamiento y Gestión de la Información de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

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Charla en cena realizada por el CPEAC el 6-12-18, en el Salón Brač del Estadio Croata.

Expositora: Ljuba Boric Bargetto.
Nacida en Punta Arenas, es Bachiller en Humanidades, Licenciada y Magíster en Historia por la Universidad Nacional Andrés Bello.
Es candidata a Doctora en Historia, por la Universidad de Santiago de Chile.
Trabaja como investigadora en el Centro de Estudios Migratorios, de la Universidad de Santiago de Chile, y se dedica a la docencia, impartiendo seminarios de inmigración para alumnos de pedagogía y licenciatura en historia.

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Charla en cena del CPEAC realizada el 27-4-2017 en el Salón Brač del Estafio Croata.

Expositor: Nicolo Gligo Viel.
Nacido en Punta Arenas, Ingeniero agrónomo U de Chile, con dos posgrados en Italia.
Funcionario internacional durante 20 años de la CEPAL, consultor de organismos internacionales, posee 130 publicaciones entre libros, artículos de libros y artículos de revistas y otros.
Académico de Número de la Academia Chilena de Ciencias Agronómicas y Académico Correspondiente de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente y de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria de Argentina.
Ha recibido los siguientes galardones: “Premio Espiga de Oro”, “Premio Francisco Rojas, Actividad Pública”, "Premio Nacional de Medio Ambiente 2001” de Chile; “Premio Conservando el Futuro”, de Argentina; “Premio Centro de Acción Latina”, de Roma; y “Medalla al Mérito Científico o Cultural”, 2008, de la Comunidad Croata de Punta Arenas.
Posee un currículo literario con cuatro libros individuales de poesía y cuatro colectivos, una novela, un libro de fotografías y poesías y uno de crónica sobre la defensa de los bosques de Tierra del Fuego.

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Charla realizada en Cena del CPEAC el 16-11-2016 en el Salón Zagreb del Estadio Croata.

Expositora: Patricia Stambuk Mayorga.
Nacida en Punta Arenas, periodista titulada en la Universidad de Chile.
Redactora de política y cultura en prensa, radio y televisión.
Corresponsal de medios escritos nacionales e internacionales.
Directora y conductora de programas en radio y televisión.
Profesora e investigadora en las Universidades de Magallanes y U. Católica de Valparaíso.
Directora de la Escuela de Periodismo de la U. Católica de Valparaíso.
Editora de revistas institucionales.
Miembro del Consejo Comunal de Cultura de Valparaíso e investigadora de memorias históricas chilenas.
Autora de varios libros y distinciones y premios, miembro correspondiente de la Academia Chilena de la Lengua.

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Charla realizada en cena del CPEAC del 21-7-2016 en el Salón Brac del Estadio Croata.

Expositor: Ivo Eterović Martić.
Nacido en Santiago, médico cirujano titulado en la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile con especialidades en cirugía general y cirugía cardiovascular.
Entre 1969 y 1975 se formó, en cirugía general en el Hospital Naval Valparaíso y en el Jackson Memorial Hospital de Miami, USA y, entre 1975 y 1979, en cirugía cardiovascular en el Texas Heart Institute de Houston Texas, USA.
Fue Profesor Agregado de Cirugía en la Universidad de Chile.
Entre 1979 y 1989, se desempeñó como cirujano cardiovascular en el Hospital del Tórax.
Entre 1989 y 2008 en la Clínica Indisa.
Entre 1990 y 2012, en el Hospital San Borja Arriarán.

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Charla realizada en cena del CPEAC del 21-4-2016, en el Salón Brač del Estadio Croata.

Expositor: Rodolfo Martinić Marušić.
Nacido en Punta Arenas, siguió la carrera militar en el Ejército de Chile donde le correspondió desempeñar distintos cargos de la escala jerárquica en también diferentes guarniciones.
Una vez en condición de retiro, fue recontratado para cumplir funciones en el Centro de Estudios e Investigaciones Militares (CESIM), lugar en el que permaneció durante 10 años.
Dentro de sus antecedentes académicos destacan los títulos de Magister en Ciencias Militares, mención Estudios en Seguridad y Defensa otorgado por la Academia de Guerra del Ejército y en Ciencias Políticas con mención Gobierno entregado por la Universidad de Chile.

VER LA CHARLA

Charla realizada en cena del CPEAC del 20-8-2015 en el Salón Brač del Estadio Croata.

Expositor: Rodrigo Kuljiš Azócar.
Médico cirujano, Doctor of Medicine en los EE.UU., neurólogo, neurosiquiatra, investigador e inventor biomédico especializado en los EE.UU. donde se desempeñó, durante 33 años, en la atención médica, investigación biomédica y docencia universitaria.
Parte de sus contribuciones científicas son acerca de la Enfermedad de Alzheimer y condiciones relacionadas, la neurología de la cognición, el comportamiento y las emociones y la neurosiquiatría.
Tiene más de 200 publicaciones científicas entre artículos profesionales, capítulos de libros, y presentaciones a congresos publicadas, la gran mayoría en Europa y los EE.UU.

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Charla realizada en cena del CPEAC del 7-5-2015, en el Salón Brač del Estadio Croata.

Expositor: Antun Domic.
Nacido en Ložišća, Isla de Brač, Croacia.
Ingeniero Civil de la Universidad de Chile donde ejerció docencia como profesor de estadística entre los años 1973 y 1990.
Gran amante de la historia de su país, investiga en ese ámbito, fruto de lo cual publica una serie de artículos y libros.

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Charla en la cena realizada por el CPEAC el 30-8-2012 en el Salón Brač del Estadio Croata.

Expositor: Harold Mayne-Nicholls Secul.
Nacido en Antofagasta, periodista titulado en la Pontificia Universidad Católica de Chile y posgrado en Administración de Empresas en la Universidad Adolfo Ibáñez.
Trabajó en los periódicos La Nación, El Mercurio, La Tercera y las revistas deportivas Triunfo y Minuto 90.
En 1991 se desempeñó como jefe de prensa de la Copa América y en 1993 ingresó a la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA).
Presidió el Comité de Evaluación de las Copas del Mundo 2018 y 2022 y estuvo a cargo de la inauguración de la Copa del Mundo de 2002 y 2006.
También se hizo cargo del programa Goal de la FIFA durante una década.
Dejó la FIFA en mayo de 2012.
En el año 2007 asumió como presidente de la Federación de Fútbol de Chile y de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP).
En 2008 y 2009 fue distinguido por el Círculo de Periodistas Deportivos de Chile como el «Mejor Dirigente (deportivo)» del país.
Actualmente es profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica de Chile. Publicó varios libros.

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Charla en cena de CPEAC realizada el 9-10-2014 en el Salón Brač del Estadio Croata.

Expositor: Esteban Antonio Skarmeta Vraničić.
Nacido en Antofagasta, Profesor de Filosofía titulado en la Universidad de Chile y en Literatura en Columbia University, New York.
Ha enseñado en varias universidades chilenas, norteamericanas y europeas.
Sus novelas y libros de cuentos han sido publicados en treinta y cinco idiomas, siendo “El Cartero de Neruda” (IL Postino), llevada al cine con cinco nominaciones a los premios Oscar, ganando uno de ellos.
Entre sus premios destacan “Prix Médicis Étranger” de Francia, la “Medalla Goethe de Alemania”, el “Llibretet” de Barcelona. En Italia ha obtenido los premios: “Grinzane Cavour”, “Elsa Morante” y “Ennio Flaiano”.
También ha sido designado “Caballero de la Orden de las Artes y Letras” de Francia, de “Comendador” por la República Italiana y recibió la “Orden Marko Marulić” de Croacia. Obtuvo el Premio Mundial de la UNESCO para Literatura Infantil por su obra “La Composición”.

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Charla en cena del CPEAC realizada el 25-04-2014 en el Salón Brac del Estadio Croata.

Expositor: Alex Tudor Bakulić.
Ingeniero comercial de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
En chile trabajó en empresas como Embotelladora Andina (ingeniero de planificación y control de gestión), Santa Rita (subgerente de exportaciones) y Ripley.
Posteriormente se independizó, trayendo a chile la franquicia norteamericana "Mail boxes".
En el año 2000, recibió una oferta para ir a trabajar a Croacia donde fue, hasta 2003, gerente general de la cervecera Karlovac ubicada en la ciudad del mismo nombre.
Entre los años 2002 y 2006 se desempeñó: como presidente del directorio, en Plava Laguna, cadena de 14 hoteles y campings, (22.500 camas), como director en los hoteles Argentina (5 estrellas), de Dubrovnik, Croacia (4 estrellas) de Cavtav, Mlijet (3 estrellas), del parque nacional del mismo nombre y como vicepresidente del directorio de la Empresa Atlas ubicada en Dubrovnik.
En el año 2011 regresó a chile, donde constituyó, junto su esposa, la agencia de viajes y asesorías de bienes raíces, Tierra croata.

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Charla realizada en la cena del CPEAC el 11-4-2013 en el salón Brač del Estadio Croata.

Expositor: Patricio Borić Scarpa.
Nacido en Punta arenas, Ingeniero Civil electricista de la Universidad de Chile con diversos cursos en tecnologías y gestión de empresas. Realiza consultorías y proyectos en telecomunicaciones, tecnologías de la información, estrategia y control de gestión.

En la cena se presentó un desfile de trajes croatas modelados por jóvenes y algunas señoras de ascendencia croata, con una explicación, en cada caso, el detalle del traje y la región donde era usado.

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Charla realizada en la cena del CPEAC del 6-12—2012 en el Salón Brač del Estadio Croata.

Expositor: Francisco Brzović Parilo.
Nacido en Punta Arenas, Ingeniero Agrónomo de la Universidad de Chile. Investigador en el Centro de Análisis en Políticas Públicas (CAPP) del INAP y coordinador del Grupo de Investigación en Medio Ambiente, Ordenamiento Territorial y Cambio Climático.
Realiza investigación, consultorías y asesorías en Chile y en el extranjero en el ámbito medioambiental.

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Charla realizada en cena del CPEAC, el 30-8-2012, en el Salón Brač del Estadio Croata.

Expositor: Juan Andrés Morales Milohnić.
Nacido en Santiago, académico y poeta chileno-croata.
Licenciado en Literatura en la Universidad de Chile y doctor en Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Barcelona, profesor universitario y miembro correspondiente de la Academia Chilena de la Lengua y de la Academia de Buenas Letras de Granada, España.
Sus obras han sido traducidas en varios idiomas, habiendo recibido importantes premios literarios tanto en Chile, como en Argentina, España y Francia.

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Charla realizada en cena del CPEAC del 31-5-2012, en el Salón Brač del Estadio Croata.

Expositor: Antun Domic
Nacido en Ložišća, Isla de Brač, Croacia.
Ingeniero Civil de la Universidad de Chile donde ejerce docencia como profesor de estadística entre los años 1973 y 1990.
Gran amante de la historia de su país, investiga en ese ámbito, fruto de lo cual publica una serie de artículos y libros.

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Charla en cena realizada por el CPEAP el 24-11-2011 en el Salón Brač del Estadio Croata.

Expositora: Ljuba Borić Bargetto.
Nacida en Punta Arenas, es Bachiller en Humanidades, Licenciada y Magíster en Historia por la Universidad Nacional Andrés Bello.
Trabaja como investigadora en el Centro de Estudios Migratorios, de la Universidad de Santiago de Chile.

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Presentación de libros

Durante una ceremonia que convocó alrededor de un centenar de socios y amigos, la que se realizó en el Teatro Razmelić del Estadio Croata, el 6 de noviembre el CPEAC tuvo una jornada marcada por dos eventos principales.

La presentación de una obra literaria
Luego de varios meses de arduo trabajo de preparación y edición, se efectuó el lanzamiento del libro “Puentes sobre el mar”, antología de poemas, cuentos y relatos que reúne los trabajos de veinte escritores chilenos de origen croata. Se trata, en realidad, de la primera obra de esta naturaleza, cuyo fin era destacar el aporte cultural de los autores, descendientes de los inmigrantes croatas, a la literatura nacional y una identidad común, rindiendo de paso un justo homenaje a sus ancestros.
Luego de las palabras introductorias del presidente del CPEAC, en las que explicó el contexto y significado de esta acción, la obra fue presentada por su editora, Sra. María Teresa Pérez. En su alocución destacó las principales temáticas contenidas en ella, y se refirió, uno por uno, a los trabajos de los autores, leyendo frases de poemas y destacando sentidos en los relatos y cuentos. (El texto completo de su intervención será publicado en este sitio próximamente).
Posteriormente, en sentidas palabras, y en representación de todos los demás escritores, tres destacados cuentistas y poetas hicieron uso de la palabra: Dragica Vukelić, Nícolo Gligo y Mladen Matulić, quienes se refirieron a sus lazos con Croacia y a la importancia del trabajo contenido en esta antología. Palabras como “recuerdos, legado, trabajo, nostalgia…” impregnaron la sala e hicieron participar con el sentimiento a todos los asistentes.

Designación del personaje destacado del 2024
La vicepresidenta, Vesna Matulić, fue la encargada de explicar el sentido del premio que se otorga cada año a quien, por su trayectoria profesional, contribución a la comunidad y cualidades humanas, es merecedor de esta recompensa.

En esta oportunidad, el directorio del CPEAC designó a Fabian Jaksić Andrade, académico, biólogo, luchador infatigable por la preservación de la naturaleza y su ecosistema, premio nacional de ciencias, quien recibió la distinción de manos de la directora, Tatiana Muñoz Mimiza. (Ver la biografía completa en la página Personajes Destacados de este sitio). En palabras simples, pero llenas de sentido y emoción, el recompensado agradeció su nominación.

Parte final
Antes de concluir con la ceremonia, el director, Jorge Yoma, subió al escenario para presentar someramente el proyecto “Plaza Croacia” de la comuna de Cerro Navia. A través de varias diapositivas se mostró la plaza, los avances de la implementación de su habilitación y, sobre todo, la maqueta del futuro monumento a los inmigrantes croatas que verá la luz a fines del próximo año.
Un ameno cóctel, realizado en la terraza del Estadio, dio pie a una sana convivencia de camaradería entre los socios y asistentes en general.

Una jornada exitosa desde todo punto de vista.

Con un marco de público compuesto por académicos, socios de las instituciones croatas y amigos del escritor, el jueves 24 de octubre, en el flamante teatro del Estadio Croata, tuvo lugar el lanzamiento del libro “Notas de un otoño en Bucarest”, la última novela de Guillermo Mimica (Editorial Trayecto, 2024).

Rossana Magas, presidenta de la institución, fue la encargada de dar la bienvenida a los invitados y de presentar a los conferencistas que comentaron la obra, destacando la importancia del evento literario y el hecho de que, tanto el autor de la novela como los presentadores, sean de origen croata.

La primera en exponer, fue Marta Tomić, doctora en literatura y diplomática de carrera de la Embajada de Croacia en Chile, quien basó su comentario sobre la presencia recurrente de los numerosos “fantasmas” dentro de la obra; imagen ésta que corresponde a lo experimentado por el personaje principal de la novela al volver a su país natal después de treinta años de ausencia. Varios párrafos del libro, comentados e interpretados por la presentadora, complementaron lo expuesto.

Por su parte, el destacado escritor y académico de la lengua Juan Mihovilovich, disertó acerca de su lectura personal de la novela, destacando la profundidad de algunos de sus personajes y el entorno de la dictadura del régimen de Nicolae Ceausescu, eje central de este libro. Su intervención destacó la escritura depurada del autor y encausó el diálogo que se generó ulteriormente.

Finalmente, fue el propio Guillermo Mimica quien se refirió a su último trabajo literario, explicando el contexto histórico en el que se sitúa la novela, sus viajes de trabajo a Bucarest y el por qué insistir una vez más en un tema que ya ha desarrollado en otros trabajos; este es: las dictaduras, con su corolario de opresión, temores, intrigas y traiciones.

Los temas abiertos, tanto por el autor como por los dos presentadores, permitió un rico intercambio con el público, ahondándose algunos de los aspectos expuestos, principalmente el de preservar la democracia en toda circunstancia y lugar. Principios humanistas, como el de libertad y el respeto de la persona, fueron abordados y compartidos ampliamente en la sala.

Una velada emotiva y de cariño, cálida y solemne, exitosa desde todo punto de vista, la que los invitados agradecieron, tanto al escritor, como a los directivos del Estadio Croata por su impecable organización.

Con una asistencia, entre familiares y amigos, de unas 60 personas, el jueves 18-5-2023, se realizó en el Salón Snack del Estadio Croata el lanzamiento del libro “La frontera del silencio” de nuestro socio Pablo Franetović Yob.

El evento se inició con palabras de saludo del representante de la Editorial que editó el libro, Sr. Juan Carlos Sáez, seguido de la presentación de la obra por parte del ex presidente del CPEAC Danilo Kalafatović para finalizar con una exposición resumida de su escrito de parte de Pablo.

Tanto, luego de la presentación de Danilo como de la exposición de Pablo, se vivieron momentos de emoción de parte de él y de algunas personas que se acercaron a abrazarlo.

Seguidamente gran parte de la concurrencia se dirigió a la mesa donde el libro se encontraba a la venta el cual era autografiado por Pablo y luego pasó a la sala contigua del Snack donde se sirvió un vino de honor.

Quienes conocen a Pablo saben de sus limitaciones auditivas. Él, en su libro, relata todo lo que le tocó vivir para abordar su problema y la forma en que lo hizo que, de alguna manera, en forma muy resumida, relata en la presentación adjunta.

El libro se encuentra para su venta en “Busca libro” y en la librería Antártica.

VER LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO

Con una temática eminentemente croata Guillermo Mimica nos conduce con maestría por los caminos de cien años de historia en su última novela Almas errantes, la que fue publicada el mes de mayo 2020 por Trayecto Comunicaciones.

Dalmacia y el Sur americano se cruzan a través de una leyenda que se origina en una aldea situada entre Omiš y Makarska y que se va transformando en realidades concretas a través de los personajes principales de la obra. En ese pueblo imaginario de la costa que baña el Mar Adriático, emerge la fantasía de una muchacha hermosa y extraña: Vedrana. Su muerte repentina es lo que da origen a la trama narrativa, la que es complementada con la huida de Stanko, su joven marido, hacia la Patagonia.

La novela, escrita en contrapunto, nos va presentando paralelamente la vida de estos dos personajes dentro de su entorno geográfico y social.

Penetramos entonces por los misteriosos laberintos de una tierra croata de sortilegios y mitos ancestrales, así como por la sacrificada vida de un marinero que busca sustento y olvido navegando por los canales del austro americano. La emigración dálmata hacia América constituye el telón de fondo del relato, el que integra además a dos amigos, un chileno y un croata, durante los años de guerra de la entonces Yugoslavia.

Para quienes hemos leído algunos de sus libros, no debiéramos sorprendernos que Guillermo Mimica venga una vez más a deleitarnos con esta nueva obra literaria. Se trata de una pluma talentosa y nostálgica que deja traslucir emociones y reflexiones profundas que llegan para enriquecer el sentido de la fantasía narrativa.

El plano más espiritual de la novela ha sido tratado con prudente intensidad y afloran también, en pinceladas que van marcando el relato, algunos hechos históricos relevantes acaecidos tanto en Chile y en Europa durante el siglo XX.

Por su fascinante fantasía y profundidad, Almas errantes es una novela imperdible que debiera solazarnos con su lectura.

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El jueves 3 de septiembre de 2015, a las 19:30 horas, en el salón Brač del Estadio Croata, se realizó la presentación del libro “Halcones en mi Alma”, escrito por nuestra vicepresidenta del Círculo de Profesionales y Empresarios de Ascendencia Croata (CPEAC), Sra. Dragica Vukelić.

El evento se inició con un cóctel y un vino de honor, superando ampliamente las expectativas de la escritora, pues el número de asistentes duplicó las invitaciones cursadas.

Danilo Kalafatović, presidente del CPEAC, actuó de maestro de ceremonias e inició la velada saludando y agradeciendo la presencia de todos los asistentes entre los que se encontraban tres funcionarios de la embajada de Croacia en Chile, señores Ivan Salopek, Ratimir Kraljević y señora Marina Rozina, en representación de la embajadora, Sra. Nives Malenica, quien no pudo asistir por encontrase en Lima, Perú, en una reunión de descendientes de croatas de Chile, Bolivia, Ecuador y Perú.
Seguidamente, leyó un saludo enviado por la Sra. Malenica y, a continuación, un corto resumen de don Waldo Sembler, escritor y docente, quien viajó especialmente desde Concepción al lanzamiento del libro para ser su presentador.

Luego, Dragica Abeleida Vukelić, hija de Dragica, se acercó al podio para compartir algunos pensamientos y reflexiones con la audiencia, del significado de su madre en su vida.

Finalmente, la autora agradeció la presencia de toda la concurrencia y explicó, con palabras a veces quebradas por la emoción, el motivo que la impulsó a escribir el libro y su significado. Señaló “Halcones en mi alma es un libro que le prometí escribir a mi padre en mi temprana adolescencia, para dejar plasmado en él toda su experiencia de vida que se inicia en un pequeño pueblo llamado Kosinj en una hermosa región de Lika, ubicada a los pies del Velebit en Croacia. Su experiencia al ingresar como combatiente de guerra en la Segunda Guerra Mundial, las vicisitudes vividas después de este conflicto en Campos de Concentración, su migración a una nueva tierra, Chile, y la inserción en la sociedad chilena”.

El libro está siendo solicitado desde Argentina y Perú, cuestión que no estaba dentro de los planes de Dragica teniendo también la posibilidad de ser lanzado en distintas ciudades de Croacia, en el año 2016, para lo cual debe iniciar el proceso de traducción de su obra.

La ceremonia de lanzamiento fue muy emotiva, por los momentos vividos y por el hecho de que asistieron al evento muchos hijos y familiares de croatas avecindados en Chile en las mismas circunstancias que llegó el padre de Dragica al país.